Hace dos años los astrónomos descubrieron el primer cometa interestelar (procedentes de otros sistemas planetarios ajenos al solar). Era el bautizado como ‘Oumuamua’, con características tanto de cometa como de asteroide y que algunos llegaron a considerar que podía tener algo que ver con una nave extraterrestre.
La hipóteis de que podía tratarse de una nave diseñada por una civilización posterior dejó el paso a una teoría más científica. Y es que ahora se sabe que el espacio que hay entrelas estrellas y sus planetas puede estar ocupado por cometas o asteroides expulsados de sus sistemas planetarios y en su vagar por el vacío pasan relativamente cerca del sistema solar.
El ‘Oumuamua’ es una cometa interestlar y el pasado 8 de septiembre un terlescopio de Palma captó la imagen de otro, bautizado do como ‘Borisov’, en homenaje al astrónomo aficionado que lo descubrió. Lo mejor de todo es que se parece mucho a los del sistema solar, con un núcleo sólido y el resto, polvo de color rojizo, mientras que el ‘Oumuamua’ parecía una nave espacial procedente do otro sistema.
La órbita de este nuevo visitante del espacio exterior hará que pase varios meses a vista de los telescopios «lo que nos hace creer que lo mejor está por venir», según Waclaw Waniak, coautor del estudio publicado en Nature.