El Guijuelo ha hecho pleno en el arranque liguero, con dos victorias de dos posibles. Este domingo se deshizo del Tropezón que sólo en los minutos finales ofreció alguna resistencia. La justa para hacer temer por la victoria final.
Como ya ocurriera en el primer partido, ante el Zamora, los guijuelenses dispusieron de una ventaja cómoda en el marcador, pero acabaron sufriendo para ganar.
El planteamiento ultradefensivo del Tropezón duró lo que tardó Razvan en resquebrajar el muro que había levantado el equipo cántabro, con cinco defensas sin cortarse un pelo.
Iban a sacar un empate en el Municipal y su estrategia pasaba por cerrar todos los espacios y repeler los ataques chacineros.
Se abrió la lata
A los veinte minutos Razvan enganchó un disparo desde la frontal del área que hizo tambalear al Tropezón, que doce minutos después encajaba el segundo tras una jugada elaborada por Chuchi que le sirvió en bandeja el tanto a Raúl Ruiz.
Todo iba como en Zamora. El Guijuelo se puso con una ventaja confortable, pero luego llegó la marmota. En la segunda parte los chacineros ya daban por bueno el resultado ante un equipo que parecía inofensivo.
Pero Sota dio un zapatazo desde treinta metros que se tragó Garabato para sembrar el nerviosismo entre la parroquia chacinera.
Los cántabros empujaron en el tramo final haciendo sufrir a los guijuelenses, que consiguieron proteger su ventaja.