Los trabajadores salmantinos apenas han generado conflictividad laboral durante los años de crisis, un periodo en el que ha habido, en términos generales, menos huelgas que en la época de las vacas gordas.
En la última década solo sobresalen los conflictos de 2008, primer año de la crisis y 2013, cuando la depresión está apretando con mayor intensidad.
El 2008 fue el año más conflictivo con 1.100 trabajadores que hicieron huelga y que propiciaron la pérdida de 8.300 jornadas de trabajo, según los datos del Ministerio.
Todavía no se adivinaba la profundidad de la crisis que teníamos encima y no existía el miedo que se apoderó posteriormente de los trabajadores a perder su empleo, lo cual dejó la conflictividad en niveles casi anecdóticos.
Hasta que llegó 2013, cuando se multiplicó por cuatro el número de trabajadores que participaron en huelgas (1.400 frente a los escasos 400 de 2012). Pese a ese mayor número de huelguistas (el mayor de la última década) tan solo se perdieron mil jornadas de trabajo (la quinta mayor cifra de la década).
En resumen, entre que el paro se ha duplicado y el miedo a perder el trabajo la conflictividad ha descendido durante la crisis, aunque en 2013 se produjo un repunte muy notable.