El frío anticipado ha tenido la virtud de traer a la ciudad del Tormes antes de lo acostumbrado a las turroneras de la sierra que cada año seducen los paladares charros con sus productos artesanos.
Los soportales de la Plaza Mayor ya resguardan del frío y de la lluvia a las turroneras serranas que han bajado a la ciudad para vender sus turrones.