El 16% de los salmantinos está en situación de exclusión social y durante los últimos años se ha incrementado «mucho» la exclusión severa, que afecta cada vez más a las personas mayores, grupo de población cada vez más numeroso y donde se localizan más dificultades para vivir.
Así lo explicó este jueves Guillermo Fernández Maíllo, técnico del equipo de estudios de Cáritas Española y director del informe Foessa regional, durante la presentación del documento en la ciudad del Tormes.
Desde 2013 ha aumentado la integración plena de personas que pueden hacer frente a situaciones imprevistas, pero Fernández precisó que «la exclusión social no ha disminuido en volumen, y ha aumentado mucho la exclusión severa», proceso que en Castilla y León está ligado a los problemas de vivienda y salud de las personas mayores, fundamentalmente, y que durante su etapa activa no sufrieron. Ahora tienen poca pensión y carecen de colchón económico y no pueden hacer frente, por ejemplo, a reformas básicas (eliminar barreras arquitectónicas o humedades). Los problemas de salud les obligan a recibir ayuda y muchas veces no la tienen cerca (en su familia o amigos) y tampoco acceden al sistema de protección social, en ocasiones porque ocultan su situación.
De hecho, el informe revela que una de cada tres personas que necesitan ayuda en Castilla y León no la reciben, a pesar de que es una de las regiones que mejores mecanismos de apoyo tiene, pero hay más demandantes de esos servicios y el presupuesto no ha crecido al mismo ritmo.
Aunque los resultados del informe son por autonomías, Fernández dijo que no hay variaciones significativas por provincias respecto al resultado medio de Castilla y León.
El Informe Foesa sobre Exclusión y Desarrollo Social en Castilla y León 2019 es un retrato de la realidad social actual. Es el fruto de la investigación realizada por la Fundación Foessa a través de la Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales 2018, elaborado por más de 500 personas comprometidas con la realidad de los más desfavorecidos.
Este documento deja datos poco esperanzadores como por ejemplo el número de personas en exclusión social en Castilla y León es de 368.000, es decir, el 15,3% de la población se encuentra dentro de la sociedad estancada. Pero dentro de exclusión social existe un grupo de 99.000 personas especialmente vulnerables afectadas por la acumulación de problemas, que conforman la sociedad expulsada.
Ya no es una situación similar a la del 2007. Guillermo Fernández Maíllo, coordinador de la investigación y miembro del comité técnico de la Fundación Foessa, señala que “nos encontramos en un momento de clara mutación social. Un tiempo donde las brechas que se están produciendo están hipotecando nuestro futuro, como la desigualdad, la debilidad de los sistemas de gobierno, las instituciones públicas, la gestión insolidaria de la crisis o las actitudes reactivas y xenófobas que consolidan el individualismo”.
Desde 2013 a 2018 la exclusión social en la región solo se ha reducido un 7,5%, mientras que en el conjunto de España ha sido superior al 25%.
Vivienda digna
El acceso a una vivienda digna se ha convertido en un derecho inaccesible para muchas familias. En Castilla y León es el primer generador de dificultades en la sociedad: el 20,2% de la población en exclusión está afectada por esta dimensión. Hay 143.000 personas que residen en una vivienda insegura, lo que significa que no tienen contrato de arrendamiento o que tienen notificaciones de desahucio, y 164.000 personas lo hacen en una vivienda inadecuada, es decir, que no reúne las condiciones para la habitabilidad.