[dropcap]E[/dropcap]l negacionismo del cambio climático carece de credibilidad debido a que las evidencias científicas al respecto son, tan abrumadoras, que ya no es posible mantenerlo sin una dosis elevada de cinismo, una cara a prueba de bombas y, posiblemente, un estómago agradecido. Ya no hay primos a los que recurrir para justificar la inacción.
Para un viaje como la cumbre climática (COP25) no habían hecho falta alforjas. La cumbre social ha sido un éxito de movilización porque recoge el sentir de la sociedad que demanda con firmeza cambios urgentes. La cumbre oficial un fracaso sin paliativos, porque los poderes económicos, verdaderos responsables de la situación, no están dispuestos a poner en riesgo sus beneficios económicos actuales, y los políticos presentes en la Conferencia no han osado ponerlos en cuestión.
En los medios de comunicación sociales nos quiere hacer creer que se trata de una lucha entre los países ricos y los que están en vías de desarrollo, que reclaman el derecho a contaminar para poder crecer, lo cual no es más que una reducción simplista, interesada y alejada de la verdad, en un intento de manipular la realidad. Detrás de todos ellos, países ricos y países en desarrollo, están importantes poderes económicos que defienden sus intereses y teledirigen a los correspondientes gobiernos. Mientras que estos no se vean obligados a enfrentarse a ellos por la presión social, no habrá cambios sustanciales en la situación actual.
En este sentido, es preciso desarrollar una estrategia que alinee a los gobiernos más sensibles al problema, presionados por sus ciudadanos, con empresas con interés económicos relacionados con las energías renovables y el conservacionismo del planeta, crear una entente capaz de plantar cara a los verdaderos responsables del cambio climático. Es precisa una respuesta política organizada frente a los poderes económicos que dominan el escenario actual. Serán necesarios muchos esfuerzos y mucho tiempo (que se está agotando) para cambiar el equilibro de fuerzas actual.
Mientras tanto,sigue siendo preciso que la concienciación individual y social continúe en aumento.Sin duda es absolutamente necesario que los ciudadanos modifiquemos nuestros hábitos de consumo, pero sin dejar que nos culpabilicen: los verdaderos responsable son otros.