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Opinión

La invención del belén en San Martín

Navidad Franciscana en San Martín.
Navidad Franciscana en San Martín.

 

[dropcap]S[/dropcap]ucedió el domingo pasado y no fue en Greccio, sino en la parroquial de San Martín. La magia del teatro nos hizo revivir el origen del belén, que fue idea de san Francisco en 1223. Por iniciativa de la Hermandad Franciscana, en la antesala de esta navidad aún en su octava, Jes Martin’s anticipó el mensaje central de la celebración con una soberbia interpretación en la que consigue algo más que meterse en el hábito del Poverello y, con sus palabras, explica cómo y por qué y para qué surgió la idea de escenificar, con la ayuda de los lugareños, el nacimiento de Jesús.

 

El teatro, lo mismo que el cine, la literatura o cualquiera otra expresión artística, surgió con múltiples finalidades. Enseñar, entretener, denunciar, pensar, inquietar… Podríamos asegurar que todas aquellas facultades que nos hacen específicamente humanos las encontramos en las artes, porque el Arte nos humaniza y en la medida que nos adentramos en él descubrimos mejor al ser humano. Y en el teatro, igual que en todo el Arte, las emociones son un componente fundamental. Cuando algo te toca en lo profundo es que el autor y el intérprete han atinado. Martin’s, que se inicia en el mimo, domina a la perfección los tiempos y los silencios, imprescindibles en una obra de este tipo que, pese a sus distintas lecturas, no puede soslayar un componente marcadamente espiritual. Renunciar a él supondría falsear al de Asís. Este pausar el tiempo permite interiorizar el mensaje mientras las emociones afloran, las mismas que suscitó Francesco ante sus frailes y los campesinos que le acompañaron en aquella primera actualización escénica de la natividad del Cristo.

El otro aspecto a valorar de esta primera representación de la Navidad franciscana –ojalá tenga continuidad– es la complementariedad de la muerte y la vida. Para Francisco, tan humano, no podía ser de otra manera. Se muere porque se vive y sin la muerte la vida no tiene sentido ni valor. Esta realidad, tan difícil de aprehender, la recogen muy bien Isabel Bernardo y el propio Martin’s, que han escrito el guion a partir de los textos de san Francisco. La idea de integrar en la representación el crucificado de la Humildad que preside San Martín, y situar la cuna de Belén al lado de la cruz en el Calvario, dota a la escena de una hondura dramática a la que hoy en día estamos muy poco acostumbrados. Para el cristiano, Jesús es el modelo, el hombre por antonomasia. Su vida y su muerte dan sentido a la vida del hombre y de cada hombre. Así lo entendió aquel de quien dicen se asemejó como nadie a Cristo. Así nos lo supo transmitir Jes Martin’s, el domingo, en un templo de San Martín transfigurado en Greccio.

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