El tejido del glande de un hombre empezó a manifestar necrosis, pero pudo ser salvado a tiempo por los médicos.
En resumen, eso fue lo que le ocurrió a un hombre a quien su pareja le dio un mordisco accidentalmente mientras mantenían relaciones (consentidas), le ocasionó una herida y ahí empezaron los problemas, porque el pene se le empezó a pudrir.
El hombre, de 43 años, acudió a urgencias cinco días después de sufrir la lesión. Ya tenía una herida de tres centímetros ennegrecida por la necrosis.
Tras someterlo a un tratamiento intensivo primero con antibióticos por vía intravenosa, que le permitió experimentar una notable mejoría. Le dieron el alta y le prescribieron más antibióticos por vía oral hasta que un mes después reveló lo ocurrido y que solo le quedó una pequeña malformación.
Una revista médica se ha hecho eco del caso para alertar también a los ciudadanos de la necesidad de acudir al médico en un caso similar, sin esperar tanto tiempo, porque las bacterias de la boca pueden ocasionar graves infecciones en heridas abiertas, como en este suceso.