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Opinión

Abre las caderas

 

 

Esta semana en tu columna de Yoga: Anantanasana, la postura eterna

Esta vez es el momento de una asana básica, que a veces por hache o por be no has practicado o hace tiempo que no la practicas (como es mi caso). Y el otro día tuve el placer de practicarla. Así que, qué menos que dedicarle unas letras que se transformen en columna de yoga. Entonces, con un redoble de tambor, os presento a la inigualable postura eterna para abrir tus caderas.

Está genial que de vez en cuando también en nuestra práctica incluyamos posturas sencillas para reforzar nuestro centramiento y disfrutar del poder de la quietud. Y, ¡ojo!, No confundir sencillez con facilidad, que tiene su miga esta postura.

¿Cómo hacer anantanasana? Es una postura asimétrica, así que ya sabes: primero la realizas con un lado y después con el otro. Es una postura de suelo, la vamos a realizar con el cuerpo tumbado de lado en la esterilla. Flexiona el codo del lado apoyado para que tu cabeza repose en tu mano, de tal manera que casi no haya espacio entre tu axila y la esterilla. Y ahí casi parece que estás holgazaneando (risas). Flexiona ahora la rodilla que queda arriba, no la que está apoyada, para que puedas coger tu dedo pulgar del pie con la mano que te queda libre. Y desde ahí estira tu pierna. Estira hacia arriba y hacia ti, esto es, que prácticamente quede el pie en línea con tu cabeza. Y tu asana ya está lista para ser respirada y habitada.

Puedes mantener tus cinco respiraciones amplias y redondas ahí, y después cambiar de lado. Ayudas para realizar esta postura:

  • Puedes coger un cinturón en la planta de tu pie que te ayude con el estiramiento de la pierna.
  • Puedes realizar esta postura en parejas con la ayuda de tu compi (en clase la hicimos y estuvo muy interesante, con algunas risas también).

Es una postura chachi para trabajar la apertura de tus caderas. La puedes realizar al comenzar tu práctica para calentar y estirar, o la puedes realizar también hacia final, donde vas a encontrar quizás el músculo más trabajado y tal vez experimentar más estiramiento. Como siempre digo, indaga, investiga tu propia práctica, siéntete libre.

Entre las bondades de anantanasana te digo que fortalece y estira tus brazos, muñecas y costados. Estira tus músculos isquiotibiales. Favorece la apertura de tus caderas y la propiocepción de esta articulación tan fantástica. Trabaja el equilibrio. Y una que te va a encantar, es que tonifica los músculos de tu abdomen.

Para terminar, te cuento por qué se llama así… tan poética: postura eterna. Ananta es uno de los nombres del dios Vishnu, por ello es la postura del eterno. Y con ese nombre tan lindo, ¡cómo no practicarla! Asanaforever.

Ten un buen día y cuida tu energía. Ganhesa Salamanca

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