[dropcap]A[/dropcap]gradezco a mis padres la educación que me dieron y los valores con los que me educaron. Esos valores me llevaron a lo que hoy soy y sobre todo a ser fiel a mis principios.
Eduqué a mis hijos con los valores que a mí me inculcaron y creo que no lo he hecho tan mal con ellos. Siempre les eduque respetando, aunque ese respeto en ocasiones no fue reciproco por parte de otros. Siempre consideré que el que respeta siempre será respetado y que la falta de educación, esa que hoy se palpa en el ambiente, viene condicionada por la falta de valores y la poca educación que se demuestra en algunos hogares.
Valores de siempre como la lealtad, la amistad, la tolerancia, la justicia, la igualdad fueron un activo en esta sociedad y hoy se pierden entre las faltas de respeto de una sociedad que ve como sus propios legisladores pierden las formas y las maneras reflejados en el espejo en el que nuestra gente menuda toma de ejemplo.
Me avergüenza ver faltas de ética, de moral y sobre todo el libertinaje que acabarán heredando, si nadie lo remedia, nuestros propios hijos. Casi todo en esta vida, es cuestión de educación y resulta que es lo menos se valora.
Hay ciertas enseñanzas, en las que no se debería de recortar, sino fomentar esos valores perdidos que harán que lacras que esta sociedad no consigue erradicar, sean minimizadas para evitar las trampas mortales que en ocasiones produce el acoso escolar y otros tipos de maltrato.
“ Educad al niño y no tendréis que castigar al hombre“ , esta frase que escribió Pitágoras, en los albores de la educación reglada, invita a una reflexión y a un tirón de orejas … Algo se está haciendo mal y es evidente cuando las normas y los límites brillan por su ausencia en menores que copian las conductas que ven en su entorno.
Hoy me viene al recuerdo, ese tercer Aniversario, que cumple este mes Ascbyc, cuando al grito de “Espartanas preparaos para la gloría“, al igual que el Rey Leónidas, en el desfiladero de las Termópilas, salíamos a la calle para reivindicar esta causa. Un cumpleaños que siempre recordaré amargo porque lamentablemente, cuando eso ocurría, otra pequeña víctima de acoso escolar buscó la paz de la manera más cruel, dejando otra familia rota, sin consuelo y una vida entera sin vivir. Tampoco hubo justicia, como casi siempre. Tampoco hubo ningún culpable, porque no hubo ni agallas, ni valores para admitir lo que se podía haber evitado. Como siempre.
Finalmente, ya que estamos de cumpleaños, recordarles a esos malos videntes, que nos dieron dos meses de vida, que cumplimos tres años, pero que ojalá educaran en valores a sus hijos y fomentaran su triste educación, porque así, asociaciones como la nuestra dejarían de existir al haber acabado con una de las peores lacras con las que he tenido el disgusto de encontrarme.
Y mientras arde Australia, con la tremenda tristeza que me embarga ver como se pierden vidas humanas y la vida animal protagoniza momentos llenos de amargura, empieza un año que se torna difícil, pero no exento de lucha.Y es que como dijo Amelia Earhart, cuando cruzo en solitario el Atlántico.” El coraje es el precio que la vida exige que pagues para ofrecerte la Paz “ .