Somos donantes de sangre

Los castellanos y leoneses realizaron en 2019 más de 105.000 donaciones de sangre, un 1,26% más
Ricardo Ordóñez / ICAL Donante de sangre
Ricardo Ordóñez / ICAL Donante de sangre.

 

[dropcap]D[/dropcap]e la cifra global, 34.152 provienen de los puntos fijos establecidos a lo largo de toda la Comunidad, 64.919 de las colectas y el resto de hemoderivados      

 

ICAL. Los castellanos y leoneses realizaron el año pasado un total de 105.690 donaciones de sangre, cifra que supone un incremento del 1,26 por ciento con respecto a 2018, en el que se contabilizaron 104.373 colectas, según el balance aportado por el Centro Regional de Hemoterapia y Hemodonación (Chemcyl).

De la cifra global de donaciones, 34.152 provienen de los puntos fijos establecidos a lo largo de toda la Comunidad, otras 64.919 de las colectas que organizan tanto el Chemcyl como las hermandades de donantes de sangre de la Comunidad, mientras que el resto corresponden a donación de hemoderivados (aféresis de plaquetas y plasmaféresis), según informa en un comunicado, recogido por Ical.

Por provincias, el número de donaciones de sangre registradas en 2019 se situó en:

  • Ávila en las 5.676
  • Burgos, 20.429
  • León, 16.062
  • Palencia, 6.304
  • Salamanca, 13.731
  • Segovia, 6.729
  • Soria, 4.914
  • Valladolid, 26.678
  • Zamora, 5.167.

Gracias a la solidaridad de los castellanos y leoneses, el Chemcyl puede realizar cada año, «con todas las garantías de seguridad y calidad», su labor de coordinación y distribución de derivados de la sangre para atender las necesidades diarias de los hospitales de Castilla y León.

La sangre donada se somete a un complejo proceso de separación en tres componentes principales (el denominado fraccionamiento), que son los glóbulos rojos, las plaquetas y el plasma, pues cada uno tiene unas características concretas y sirve para tratar distintos tipos de enfermedades.

  1. Los glóbulos rojos se utilizan sobre todo en operaciones, trasplantes, anemias o hemorragias.
  2. Las plaquetas se transfunden a enfermos de cáncer y leucemia, prevención y tratamiento de hemorragias o déficit en plaquetas.
  3. El plasma se puede utilizar directamente en transfusión o destinarlo a extraer unas proteínas que se usan para el tratamiento de diversas enfermedades como la hemofilia, hemorragias, quemaduras, enfermedades del riñón, prevención de la enfermedad hemolítica del recién nacido o tratamiento de déficits inmunitarios, entre otros.

 

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