[dropcap]T[/dropcap]orres Villarroel, el catedrático de la Universidad de Salamanca y uno de los escritores que más predicamento tenía en el siglo XVIII, -ahora sería catalogado de influencer- predijo que la monarquía francesa tenía los días contados en 1756. Por consiguiente, anunció la llegada de la Revolución Francesa más de 30 años antes, -fue en 1789-.
Este año se cumple el 250 aniversario de la muerte del catedrático de Matemáticas de la Usal. Torres Villarroel fue todo un personaje en su época. Salamanca le rinde homenaje con una avenida que atraviesa la ciudad y la Universidad le ‘debe’ al catedrático de Matemáticas, los libros redondos con los que dotó a la Biblioteca. Los libros redondos son globos terráqueos.
El hallazgo de la predicción de Revolución Francesa, convertido en décima o poema breve, lo ha realizado el investigador de conquense, Antonio Lázaro, según informa el periódico ABC, quién señala que en 1756 uno de los pronósticos de Torres Villarroel, contenido en una décima (un poema muy breve), anunciaba con 33 años de antelación la Revolución Francesa.
Lázaro encontró este poema, según publica ABC, en un archivo jurídico y literario, heredado de su padre y de su abuelo, letrados ambos.
El pronóstico dice así:
Don Diego de Torres pronostico año de 1756 décima:
Quando cantes mil cantares
con los trescientos doblados
y 50 duplicados
con los 9 dieses más
entonces tu lo veras
misera francia te espera
la calamidad primera
con tu Rei y tu Delfín
y con esto tendrá fin
tu maior gloria primera
Además de predecir la Revolución Francesa, según el investigador Emilio Martínez, hay más, ya que para una buena parte de sus contemporáneos, Torres Villarroel era el autor del pronóstico más divulgado cada año y el estrafalario personaje al que se le atribuía una predicción famosa: la de la inesperada muerte del joven rey Luis I.
Gracias, en parte, a la notoriedad alcanzada por ello y, sobre todo, a las innovaciones que aporta a un género hasta entonces un tanto insípido, sus almanaques le proporcionarán una enorme popularidad y unos nada despreciables beneficios económicos. Tal y como él mismo declara: después que me puse a astrólogo y me armé de escritor, gano mil pesos al año (…) Desean ver mi figura las gentes de buena condición y gusto, y creen que soy hombre de otra casta que los demás racionales, o que tengo una cabeza o un par de brazos más que los otros. Las mujeres hablan de Torres en sus estrados con alegría y buena voluntad y suenan en sus bocas las seguidillas de mis pronósticos y los juicios de mis calendarios.
*** Bibliografía: Revisión de Torres Villarroel, Manuel María Pérez López y Emilio Martínez Mata (Eds.), Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 1998, pp.