La tontería y la imprudencia de los influencers acaba de escribir otra página trágica. Esta vez en Rusia, donde la ocurrencia de Ekaterina Didenko, que tiene 1,5 millones de seguidores en Instagram.
Celebraban su 29 cumpleaños y reunió a 17 amigos y a su marido en un complejo de piscinas para festejarlo y contarlo a través de su cuenta de Instagram.
Mientras ella grababa, arrojaron 30 kilos de hielo seco (dióxido de carbono en estado sólido que se suele usar para la refrigeración en alimentación y bebidas y la industria química, entre otras aplicaciones) al agua de una pequeña piscina ubicada en una estancia igualmente angosta.
Los invitados, provistos de trajes y gafas como si estuvieran protegiéndose del coronavirus, se iban tirando al agua cuando la reacción del hielo seco con el agua empezó a formar el efecto niebla.
No contaban con que esa mezcla libera el dióxido de carbono en grandes cantidades y de forma muy rápida, lo cual, unido a la pequeña estancia cerrada, generó un ambiente tóxico que ocasionó la muerte a tres personas, entre ellas su marido, de 32 años.
Al día siguiente de la tragedia, la influencer apareció en una story de cuenta de Instagram gimoteando y contando lo ocurrido y lo que sentía la muerte de las tres víctimas. Como si no tuviera cosas más importantes que hacer un día después de algo tan grave.