El consistorio anunció el viernes la supresión del servicio para evitar la propagación de la epidemia, pero a los dos días dio un bandazo y restableció el servicio, a pesar de que estaba todo cerrado y apenas había demanda, de manera que los vehículos iban semivacíos, aunque luego las cuentas del Ayuntamiento igual sacan miles de usuarios en una ciudad desangelada.
La oferta del transporte en el autobús urbano se prestará al 50 por ciento, «con el objetivo de garantizar que los ciudadanos puedan acceder a sus puestos de trabajo o a los servicios básicos en caso de necesidad, tal y como recoge el Real Decreto», indicaba el Consistorio.
El servicio estará disponible únicamente de lunes a viernes en horario regular, desde las 07:00 horas hasta las 23:00 horas, y no habrá autobús en horario nocturno “búho”.
Por razones de salud pública, no es posible el pago en metálico, para evitar el contacto físico con el conductor (algunos de ellos con mascarilla), y el aforo de los autobuses quedará limitado a 20 pasajeros para garantizar la distancia mínima de un metro entre los usuarios (inicialmente ni siquiera se fijó un aforo máximo).