El servicio ferroviario se reduce a la mitad durante la vigencia del estado de alarma. Entre eso y el confinamiento de los ciudadanos en sus casas, el movimiento este lunes ha sido casi nulo.
En el tren de media distancia que llegó a Salamanca a las 11.25 horas, solo se bajaron dos pasajeros, cada uno de ellos en un vagón distinto.
El vestíbulo estaba vacío y solo una joven esperaba su tren junto al andén.
El transporte por carretera lo reguló la Junta, que redujo el servicio un 75% y limitó la ocupación de cada autobús al 25% de las plazas.
El panorama en la estación de autobuses de Salamanca era muy parecido al de la estación de tren, con escasas personas en el vestíbulo y apenas pasajeros esperando su autobús en la zona de las dársenas.
La zona de cocheras estaba casi completamente ocupada por autobuses fuera de servicio.