[dropcap]-[/dropcap] ¿Te acuerdas? Hoy es el segundo aniversario de la pesadilla del covid-19. Dos años del parón vacacional obligado en el confort de nuestras casas para todos a excepción de los que se bregaron y jugaron la salud propia y de los suyos manteniendo las constantes vitales de toda la sociedad. Los que evitaron el colapso.
>> Aprendimos un montón de cosas que ahora nos resultan de gran ayuda. La más significativa quizá, la de que la realidad puede cambiar radicalmente en cuestión de horas. Que sí, que debemos seguir teniendo sueños a largo plazo, pero debemos estar preparados para proponer ajustes por motivos ajenos a nuestra voluntad. Como ya defendía anteriormente mi amiga EME, psicóloga de carrera, a las tazas de Mr. Wonderfull le asomaron las costuras.
>> Entendimos que hay cosas con las que no se debe banalizar. Adquirieron notable importancia los imperecederos refranes de las barbas y el vecino, del prevenir y el curar. Aprendimos el verdadero significado, valor y coste de la globalización, del pétreo aleteo de las sutiles mariposas que se transforman en despiadados huracanes en la otra punta del planeta. Que las decisiones de aquí, tienen un reflejo allí y las de hoy en mañana. Que el individuo es parte innegociable de la comunidad.
>> Qué bien estuvo ésta por cierto. Fue emocionante comprobar como todos y cada uno sin excepción, entendimos que la cuestión en debate nos concernía a todos. Todos fuimos uno. Uno fuimos todos. Nadie negoció consigo mismo atajo alguno ¿recuerdas? Ningún confinado quiso urdir artimañas para escapar del encierro para así proteger a desconocidos vecinos. Ninguno de los elegidos para defender nuestro bienestar en las calles se quejó de su suerte. Todos remando en la misma dirección. Fue emocionante. Sin ejemplo de interesado ejemplo, de fake news en las redes, solo solidaridad y entendimiento de una complejísima situación mayor que la propia, de esas que se dan una vez en la vida. Sin trastos a la cabeza, sin rastro de duelo por simpatías políticas, sin mi hoy nace de lo que hiciste tú ayer, sin juicios sumarísimos…
>> Conseguimos también un Máster exprés en relativización y equilibrio, gratuito y en solo unas semanas. Desde entonces, vemos con más claridad la diferencia entre lo fundamental, lo importante, lo interesante y lo deseable. Se ajustó el concepto de egoísmo, incluso en su vertiente grupal, aunque hasta entonces pareciera paradójico. Se mostró radicalmente evidente, que un piso de lujo en un barrio empobrecido tiene menos posibles que uno coqueto en una zona razonada.
– Bueno, no todo el mundo lo vivió así. También hubo agresividad, distracción en las normas, quejas groseras, solicitud de ejecuciones al alba… No todos estuvieron tan comprometidos como dices.
– Cierto. Todos estuvimos sometidos a tensión, cambios y miedo. Y ese todos es la comunidad que depende de todos, debe cuidar de todos y cuidarse por todos.
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