[dropcap]E[/dropcap]l estado de alarma decretado por la crisis sanitaria con la pandemia del Covid-19 deja imágenes insólitas en las calles y plazas de las ciudades de Castilla y León. Lugares desiertos, monumentos emblemáticos sin gente, ausencia de ruido y militares patrullando a pie o en sus vehículos.
ICAL La vida de las ciudades y pueblos de la Comunidad está ahora en los hogares, donde sus vecinos aguardan confinados, como mínimo hasta después de Semana Santa, a que se levante esta situación de expecionalidad, con el control de la enfermedad del coronavirus.
Mientras llega ese momento, solo se oirán en las calles el tañir de las campanas, el trinar de los pájaros, el ruido del agua de las fuentes y algunos pasos de viandantes que se ven obligados a salir, ataviados con sus mascarillas. Por su parte, las estatuas impávidas e impasibles observan el lento pasar de las horas y los días.
Y es que como dicen dos mujeres asomadas a una ventana: «No hay ni un alma. Todos en casa. Como tiene que ser».