Opinión

El factor humano (I): Los ciudadanos

Imagen de NickyPe en Pixabay

 

¡Dios, que buen vasallo si tuviese buen señor!
Cantar del Mío Cid

 

[dropcap]E[/dropcap]l factor humano es algo más que el título de algunas novelas y películas, y es también más que un término utilizado por gestores y departamentos de recursos humanos de las empresas.

El factor humano para vencer al Covid-19 no son los epidemiólogos, ni los médicos, ni otros profesionales sanitarios en los cuales puede estar usted pensando en este momento, y muchísimo menos los políticos. El factor humano somos todos nosotros: es usted y soy yo, somos todos.

Vivimos una situación que nunca paso por nuestras cabezas (la imaginó Steven Soderbergh en 2011 en la película Contagio, que clavó la situación que estamos viviendo) y somos los verdaderos protagonistas y de los que depende el éxito de la empresa que nos ocupa: doblegar al virus  y recuperar la vida.

Son protagonistas las personas mayores que viven solas en pisos o en residencias, que se han convertido en una trampa para ellos, y que aguantan el confinamiento. La mayoría sobrevivieron a épocas duras como la Guerra Civil o al hambre de la postguerra, y no merecen el final que están teniendo, pero son duros como el roble y aguantan.

Son protagonistas los niños, que viven confinados en pisos pequeños, compartiendo espacio con abuelos, padres y hermanos. Quieren salir pronto a la calle, pero no para pasear de la mano de sus padres sino para jugar con sus amigos en un parque, para lo que aún queda mucho tiempo. Y aguantan en pie como juncos.

Son protagonistas los adultos que necesitan volver a recuperar la vida normal: el trabajo, la familia, los amigos, los paseos, las cervezas en el bar, … y que echan de menos los encuentros y los abrazos, pero permanecen en casa tratando de hacer el confinamiento más agradable a aquellos con los que conviven.

Son protagonistas todos los que sobreviven a los bulos y las mentiras interesadas que tratan de minar la moral y la resistencia colectiva de la población y se resisten a propagarlos, a la vez que salen a los balcones a aplaudir, un aplauso colectivo que dirigen a otros y merecen ellos: un aplauso que mantiene la moral colectiva.

Hemos llegado hasta aquí y hemos cumplido, y gracias al sufrimiento personal y colectivo la pandemia retrocede. Estamos exhaustos, necesitamos aire libre, necesitamos la calle y los jardines, necesitamos abrazos, vemos cerca la salida del túnel que no acaba de llegar, … pero tenemos que seguir resistiendo.

En las próximas semanas es posible que se comience a aflojar el confinamiento y ese es precisamente el momento más peligroso. Tenemos que seguir respetando las normas, tenemos que seguir manteniendo el aislamiento y aceptar que aún tardaremos tiempo en recuperar la normalidad. Todos tenemos hambre de calle, pero es preciso seguir firmes para evitar la propagación del virus. Hemos hecho lo más duro y solo queda rematar la faena. Ese día no dejes que otros se arroguen el éxito, es tuyo y no olvides lo que nos ha traído hasta aquí: ¡Quédate en casa!

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