Opinión

Bulocracia

Imagen de S. Hermann & F. Richter en Pixabay

 

[dropcap]T[/dropcap]enía en mente construir algo significativo acerca de la resiliencia. Estaba seguro hace unas semanas de que su gran momento estaba al caer, me equivoqué. Magnífica oportunidad cuando el cronómetro está pausado. Con la aguja de las pulsaciones a tope es difícil reflexionar, en reposo en cambio, sí se dan las circunstancias adecuadas para buscar la forma de hacer frente a las adversidades, de encontrar la capacidad motora para superarnos, de esbozar los planos con los que construir nuestro propio destino con más altura de la que permite la mal aprendida inmediatez.

Tenía en mente, decía, pero por lo que sea, me ha parecido más relevante hablarte de la receta de los bulos. Curiosamente se nos muestra en términos de confrontación con la libertad de expresión pero para nuestra lengua, no es un duelo entre iguales. Plantearlo con esas claves es como jugar al ajedrez con un dado o buscar los puentes jugando al parchís. El rival del bulo es la noticia, no la libertad. Esta se discute con la censura. Otra historia.

La noticia  es un hecho frío. Una rotonda imposible para nosotros. Una descripción de hechos en blanco y negro. ¿Conocemos los hechos? Sí, pero no, porque no es fácil mostrar pausa ante ellos. No nos conformamos con conocerlos, aleja inmediatamente la posibilidad de teorías de la conspiración.  Quizá ni siquiera la ciencia pueda. Lo que en realidad hacemos es interpretar esos hechos, mediante un uso en cascada de sensores traducidos en sensaciones, de gustos, de emociones, de intereses… Humanos… Actrices y actores, intérpretes todos…

La interpretación, siempre única y personal se hace verdad. La verdad que contarás, la que defenderás. Por muy bien que lo hagas, no conseguirás esconder la temperatura y el color con que la hayas construido. Es muy difícil cruzar la línea que separa la opinión de la información. Dime de qué fuente bebes y te diré a quien votas.

Creemos qué, damos por cierto ese creer, lo compartimos y pensamos que hemos informado. Sí, ok. Hemos informado de nuestra opinión. Un ejemplo atemporal, ¿en qué te basas para afirmar o desmentir que el hombre ha llegado a la luna? O el sí o el no son un bulo. ¿Sabes cuál?

La receta puede ser por tanto, un poquito de miedo, dos cucharadas de café colmadas de incertidumbre, un chorrito de razonamiento personal virgen extra, una pizca de crítica no reflexionada, cuatro hojas frescas de interés y un ramillete de expectativas. Finalmente lo ponemos al fuego lento del análisis parcial que más convence hasta que se convierta en el bueno. Importante emplatarlo inmediatamente después de retirarlo del fuego, el reposo le va fatal. Debe quemar el paladar, de lo contrario mostrará los grumos.

Descrito el bulo “inocentemente”, te dejo unas preguntas para ti.  ¿Cuánta hambre has de tener para dar un bocado a una pizza con extra de queso recién salida del horno? ¿Invitarías a compartir la experiencia? ¿Una opinión acerca de quién te aconseje hacerlo?

Moveyourself. 

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