CSIF ha presentado un análisis sobre el impacto del covid con enfoque de género, coincidiendo con el inicio de la Fase 1 de desescalada en gran parte del territorio español.
La crisis del COVID 19 no solo ha supuesto un problema social, sanitario y económico a gran escala, sino que también ha afectado de forma específica al equilibrio entre vida y trabajo entre hombres y mujeres, agravando la de por sí elevada brecha salarial y cebándose con ellas el desempleo de manera singular.
Aunque la información disponible todavía es muy preliminar (la EPA solo recoge 15 días de la alerta sanitaria), CSIF explica que ya hay algunos datos en la última Encuesta de Población Activa que revelan la situación de especial vulnerabilidad que sufren las mujeres, también en esta circunstancia excepcional por la pandemia del coronavirus.
«Si miramos las cifras del paro, vemos como se han ido a las listas del SEPE más de 63.000 mujeres en el último trimestre, frente a los 58.100 hombres, siendo la tasa global del 12,23 por ciento para ellos y del 15,55 por ciento para ellas. La diferencia respecto al primer trimestre también es mayor para las mujeres (0,69 frente al 0,56 por ciento más)», señala el sindicato.
En el análisis realizado por la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), sindicato más representativo en las administraciones públicas y con presencia creciente en el sector privado, llama la atención el dato de parados por estado civil.
Según este indicador, hay 791.500 mujeres casadas en paro frente a 490.100 hombres (17.600 más y 6.600 más, respectivamente respecto a finales del año pasado). Esto significa que el paro ha crecido el triple en las mujeres de este espectro.
Sin duda, las mujeres se van a ver especialmente afectadas porque trabajan más en la economía sumergida (ahora no tienen trabajo ni prestaciones), sufren mayor precariedad en los contratos de obra y servicios (los primeros que extinguen las empresas al ‘no renovar), trabajan más a tiempo parcial y además los sectores como servicios y hostelería (los más golpeados en esta crisis) están fuertemente feminizados, según señala CSIF.
Según la EPA del primer trimestre del 2020, casi el 75% de los contratos parciales fueron cubiertos por mujeres frente al 25% que cubrieron los hombres y del total de personas que redujeron su jornada por el cuidado de menores u otras obligaciones familiares, el 92,4% fueron mujeres frente al 7,5% que fueron hombres.
«Todo esto nos lleva a remarcar la importancia de fomentar la corresponsabilidad también en esta situación de crisis en la que nos encontramos, con campañas específicas de concienciación. En esta etapa en la que comienza la desescalada, CSIF pide a Administración y empresas privadas que estén comprometidas y tengan en cuenta la conciliación de cara a la reincorporación a los puestos de trabajo», indica el estudio.
Considera que corremos el riesgo de que muchas mujeres se vean obligadas a solicitar reducciones de jornada o incluso dejar sus puestos de trabajo para cuidar a los hijos y personas mayores. «No podemos permitir que todo lo que se ha avanzado en los últimos años, se pierda por culpa de no tener medidas que favorezcan la conciliación; medidas que CSIF lleva años pidiendo: teletrabajo, horarios flexibles, jornadas intensivas, turnos, etcétera», agrega en su estudio.
Son considerables las consecuencias que tiene para una mujer que se ve presionada a coger una reducción de jornada o a dejar su trabajo: reducción de salario, cotización y jubilación, merma de las posibilidades de promoción profesional, dependencia económica de la pareja, etc. Todas estas circunstancias condicionan la brecha salarial, así como en la futura pensión.
CSIF rinde homenaje de manera singular a las mujeres que, con todas las dificultades añadidas que suponen las tradicionales desigualdades y situaciones de discriminación, «están en primera línea luchando en esta crisis y velando por la salud, las prestaciones y los servicios que recibe la ciudadanía: profesionales de la sanidad (perfil mayoritariamente femenino), maestras, administrativas, cajeras de supermercado, trabajadoras del campo, trabajadoras de todos y cada uno de los sectores productivos que se han visto golpeados… Gracias por vuestro trabajo», explica.
Además, tal y como ha señalado el Instituto de la Mujer, la violencia de género no ha cesado ni mucho menos durante la cuarentena. Es más, como consecuencia del confinamiento ha mostrado una vez más su rostro más duro, cruel y asesino. Por todo ello, pide que en la comisión por la reconstrucción, recientemente constituida en la Congreso de los Diputados, también se realice un diagnóstico y se implanten medidas específicas.