Opinión

Seguimos pendientes de la mina de Retortillo

[dropcap]E[/dropcap]stamos viendo en los últimos días una profusión de noticias relacionadas con la empresa Berkeley Minera cuyo único objetivo es mantener vivo el negocio bursátil de los especuladores que están detrás del proyecto de minería de uranio en Salamanca.

Berkeley anuncia que la escalada producida en el precio de sus acciones tiene que ver con el aumento del precio del uranio y las buenas perspectivas para que se pueda empezar a construir la mina de Retortillo. Es cierto que el precio del uranio ha subido más de un 30% en los últimos meses, pero ello es debido a las dificultades de abastecimiento debido a la crisis actual provocada por el COVID-19, no por motivos estructurales que permitan suponer que ese precio se va a mantener en los próximos años, cuando podría alumbrarse la mina de uranio de Retortillo.

Conviene recordar que a la empresa le faltan dos permisos fundamentales para poner en marcha la mina de uranio de Retortillo, la licencia urbanística del ayuntamiento de Retortillo y la autorización de construcción de la planta de tratamiento de uranio competencia del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Además, para poner en marcha la planta de tratamiento de uranio Berkeley necesita otra autorización más, la de explotación, conforme al Real Decreto 1836/1999, de 3 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento sobre instalaciones nucleares y radiactivas. Así que, si han pasado casi 5 años desde que se concedió la primera autorización para la planta, la autorización previa, y Berkeley no ha conseguido la segunda, la de construcción, para conseguir la tercera, la de explotación, puede pasar otra década y todavía no poder extraer un gramo de uranio de nuestra tierra.

Según la nota de prensa enviada por la minera esta empresa se ha convertido en el “máximo empleador local” de la zona, pero a fecha de hoy casi nadie de nuestros pueblos trabaja para Berkeley. Eso fue en los años 2017-2018, cuando la empresa se dedicó a contratar a desempleados de la comarca para que le sirvieran de escudo frente a las críticas realizadas por los que nos oponemos a su proyecto.

Ahora mismo el proyecto de la mina de uranio de Retortillo supone una rémora para nuestra comarca. A los que viven del negocio bursátil les da igual lo que pueda pasar en nuestra tierra, pero hay mucha gente que está pendiente de realizar cambios o mejoras en sus negocios o modos de vida que no se atreven a llevar a cabo hasta que no vean despejado el panorama que está dejando la empresa Berkeley en la zona del Campo Charro.

JOSÉ RAMÓN BARRUECO SÁNCHEZ (Stop Uranio)

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