[dropcap]E[/dropcap]n estos momentos y en los meses que se avecinan, veremos muchos cambios en nuestra vida y en la de nuestra familia.
Hoy me gustaría hacerles un guiño a todos esos adolescentes que tratan de salvar el curso como buenamente pueden. En muchas ocasiones con medios escasos o carentes de ellos. Compartiendo ordenador con más hermanos, con sus padres y muchos de ellos haciendo las tareas desde móviles, porque hay que ajustar gastos. Es evidente que la brecha digital, de la que se viene hablando desde hace tiempo, hoy está más presente y hace patente la desigualdad social que existe.
Oigo a padres y alumnos hablar del esfuerzo que deben de hacer para mantener lo que se les pide y realmente me vuelvo a reafirmar en lo que llevo diciendo desde hace años y es que la educación en este país tiene que dar un vuelco importante y todo ello pasa por bajar ratios, educar digitalmente, emocionalmente, introducir la formación de manera obligatoria y no optativa contra el Acoso Escolar y otros problemas presentes en esta sociedad, entre muchas cosas más.
Toca espabilar, ante un futuro incierto, en el que se oye hablar de plataformas y aplicaciones que nunca habían hecho su aparición en nuestras vidas. Zoom, Teams, Cisco, Jitsi y algunas más entran por la puerta grande arrasando los cuadernos cuadriculados. Ecuaciones, sintagmas y hasta el mismísimo Quijote comparten mesa con ‘cosas de mayores’. Lo que es evidente es que han llegado para quedarse y ante el panorama que se presenta la educación online probablemente y en parte acabe sustituyendo a la presencial, aunque nunca será lo mismo ya que las dificultades que están teniendo los alumnos ahora mismo para solventar dudas necesitan la explicación presencial de quienes son expertos en materia. Destacar también el mérito de aquellos que se esfuerzan por dar esas clases como pueden y aquellos que llaman preocupados cuando echan de menos en algunas de sus clases a algún alumno.
Me surgen muchas dudas, al igual que a muchos padres cuando aparecen noticias relacionadas con la seguridad en la vuelta a las centros, como los quince alumnos por aula, la separación de seguridad incluidos los recreos. En muchos colegios es imposible desdoblar aulas, porque no hay espacio. Tampoco hay medios materiales, ni personales. Todo ello conlleva una inversión importante, pero ¿cómo se hace para impedir que un niño que lleva meses sin ver a sus compañeros no los abrace o no comparta un lápiz? ¿Como se impide que un niño juegue con otro? realmente, ¿Se lo creen?
Difícil panorama el que se presenta, ante la vida diaria de alumnos que se juegan con mucha incertidumbre su futuro y que han visto como sus clases, amigos y su tiempo de ocio, tan necesario a cualquier edad, se ha visto confinado a cuatro paredes y un ordenador.
AsociaAsociación Salmantina contra Bullying y Cyberbullying.