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Raúl Rivas: «El confinamiento ha salvado decenas de miles de personas en España»

Profesor titular del área de Microbiología, en el departamento de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca
Raúl Rivas González, profesor titular de del área de Microbiología. Departamento de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca. Foto. Usal.
Raúl Rivas, profesor titular de Microbiología. Departamento de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca. Foto. Usal.

 

[dropcap]A[/dropcap]provechamos que Raúl Rivas González es profesor del área de Microbiología en la Universidad de Salamanca, para conocer los vericuetos del Sars-Cov2 -coronavirus- que este año está formando parte de nuestras conversaciones, miedos, inseguridades y cambios de costumbres. Rivas González nos aclara dudas…

Una curiosidad. Antes llevábamos dentro un presidente del Gobierno, un seleccionador nacional de fútbol y, ahora ¿llevamos un virólogo?
No lo sé, pero eso parece si observamos lo que ha ocurrido en los últimos meses. La capacidad de algunas personas es extraordinaria, un día pueden ser microbiólogos, científicos, virólogos, epidemiólogos, infectólogos, médicos o cualquier otro tipo de profesional sanitario y a la semana siguiente economistas, sociólogos, estadistas o psicólogos, aunque no hayan tenido ningún tipo de formación y experiencia previa en estas disciplinas. Quizás cuanto empiece de nuevo La Liga vuelvan a ser otra vez entrenadores de fútbol.

¿Cuál es el origen del Sars-Cov2?
El SARS-CoV-2 no es un virus artificial. El análisis de la secuencia genómica del virus indica que es un nuevo caso de zoonosis, es decir que saltó de otra especie animal a la nuestra. La especie de origen más probable es el murciélago. Algunos estudios recientes que han analizado más de 40 genomas de 3 cepas diferentes de SARS-CoV-2, sugieren que la aparición y evolución del SARS-CoV-2 fue debida a la combinación y la selección genética entre diferentes coronavirus de murciélago y pangolín que dieron lugar a un nuevo coronavirus.

¿Qué ‘esperanza de vida’ tiene un virus en distintas superficies?
No existe una regla general, depende de diversos factores como el tipo de virus, el material con el que está hecha la superficie o las condiciones ambientales reinantes. La persistencia de algunos coronavirus sobre materiales como el cartón, el plástico, la madera, el metal o la cerámica sometidos a temperaturas de entre 20ºC y 25ºC puede variar desde unas pocas horas hasta varios días.

Raúl Rivas, profesor titular de Microbiología. Departamento de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca. Foto. Usal.
Raúl Rivas, profesor titular de Microbiología.
Departamento de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca. Foto. Usal.

¿Todos los virus son igual de puñeteros –en lo que a contagio se refiere- como el coronavirus?
No, hay virus que son más contagiosos y otros que lo son menos. El número reproductivo básico (R0), por el cual se estima la velocidad con la que una enfermedad puede propagarse en una población es dispar entre los diferentes tipos de virus. Cuanto menor sea el valor de R0, menor será el contagio. Más o menos lo que implica este número es que un valor de R0 igual a 1 significa que una persona contagiada con un virus concreto tiene capacidad para contagiar a otra persona y un valor de R0 igual a 2 significa que una persona contagiada con un virus concreto tiene capacidad para contagiar a dos personas. Si el valor de R0 baja por debajo de 1 el brote tiende a desaparecer. Por ejemplo, el ébola tiene un valor de R0 que va de 1,5 a 2,5 y la gripe estacional tiene un valor de R0 que va de 0,9 a 2,1. Por lo que hemos observado en los últimos meses, el valor de R0 del SARS-CoV-2 que causa la Covid-19 ha variado de 1,5 hasta 5,7 en algunas situaciones concretas. Sin embargo, hay otras enfermedades víricas conocidas y peligrosas para las personas que no están vacunadas que son mucho más contagiosas, como por ejemplo las paperas y la viruela que alcanzan un valor de R0 de 7, la varicela cuyo un valor de R0 va de 10 a 12 o el sarampión que puede alcanzar un valor de R0 de 18.

¿Qué sabemos del virus que desconocíamos hace tres meses?
Muchas cosas, pero quizás una de las más importantes es que no solo provoca una enfermedad respiratoria que causa neumonía sino que es capaz de originar una dolencia multisistémica muy peligrosa que además difiere mucho entre pacientes.

¿Se frenó la pandemia al romper la transmisión gracias al confinamiento?
Los resultados parecen indicar que así fue. Una de las primeras medidas a tomar para evitar la expansión de un virus es el distanciamiento social. En este sentido, las estimaciones apuntan que el confinamiento ha salvado la vida de más de 7 millones de personas a nivel mundial y con suma probabilidad de decenas de miles en España.

¿Cuánto tiempo podía llevar el virus entre nosotros antes que estallara todo?
No lo sabemos con exactitud, algunos estudios apuntan que en algunos países podría haber empezado a circular en las primeras semanas de octubre de 2019.

¿El virus es menos letal que hace tres meses? 
Los virus mutan constantemente y más los de tipo ARN, el SARS-CoV-2 no es una excepción. Por suerte, este parece ser más estable que el de la gripe y de momento no aparenta acumular mutaciones que afecten a su virulencia. Además, no siempre que un virus muta se vuelve más virulento, a veces ocurre lo contrario. Hace unas semanas un estudio estadounidense realizado en el Laboratorio Nacional de los Álamos apuntó que ha aparecido una cepa de coronavirus que ahora es la dominante y que es más virulenta que la original, sin embargo, en la comunidad científica internacional todavía no hay consenso al respecto.

¿Realmente se desactiva con las altas temperaturas y los rayos del sol?
Otros coronavirus se ven afectados por las altas temperaturas y sobre todo por la irradiación solar prolongada y es posible que a este nuevo coronavirus le ocurra igual, pero lo cierto es que todavía no tenemos datos rotundos que lo confirmen.

¿Cómo será el que se reactive en otoño?
No lo sabemos y es complicado predecir si en otoño vamos a sufrir una segunda o tercera ola, pero debemos planificar todas las opciones y contemplar el peor escenario posible para estar preparados. Los ciudadanos ya sabemos como se transmite y como inactivarlo, no podemos arrinconar estas prácticas, y las autoridades sanitarias deben instaurar un sistema eficaz para detectar con rapidez un brote, aislarlo y eliminarlo.

¿Durante estos meses queda latente, desaparece,… que pasa con el virus?
No podemos bajar la guardia, el virus no ha desaparecido, de momento está activo y sigue circulando entre la población a nivel mundial por lo que no se espera que desaparezca en un periodo corto de tiempo. Además, lo más probable es que algunos animales puedan actuar de reservorio.

¿Las vías de transmisión son las que conocemos o hay novedades?
La principal vía de transmisión sigue siendo través de núcleos goticulares que contengan partículas víricas. Del mismo modo, hay que tomar precauciones en espacios cerrados dónde se puedan generar aerosoles que provoquen transmisión por vía aérea.

¿Cómo actúa el virus desde que entramos en contacto con él y qué hace en nuestro organismo?
El virus puede infectar y multiplicarse en diferentes tipos de células del organismo. Para entrar en las células utiliza un receptor celular específico de las mismas llamado ACE2 que es expresado en epitelios de las vías respiratorias humanas, parénquima pulmonar, endotelios vasculares, células renales y células del intestino delgado, de ahí la diversidad de síntomas que causa el virus. Los síntomas más habituales de la Covid-19 son la fiebre, la tos seca y el cansancio, pero también puede causar congestión nasal, dolor de cabeza, conjuntivitis, dolor de garganta, diarrea, pérdida del gusto o el olfato, erupciones cutáneas y cambios de color en los dedos de las manos o los pies. En casos graves causa neumonía e incluso fallo multisistémico.

Raúl Rivas, autor del libro ‘La maldición de Tutankamón y otras historias de la microbiología’.
Raúl Rivas, autor del libro ‘La maldición de Tutankamón y otras historias de la microbiología’.

¿Cuántos virus como éste o parecidos puede haber en el planeta con los que no hemos entrado en contacto y que pueden ocasionar una pandemia?
De momento, conocemos 39 especies diferentes de coronavirus, 7 de ellas, incluido el SARS-CoV-2, son patógenas de humanos. El Comité Internacional de Taxonomía de Virus indicó en marzo de 2020 que teníamos constancia de 6590 especies de virus, pero las estimaciones hablan qué en realidad podría haber 320.000 virus humanos y diez a la 30 (un quintillón) de virus en el planeta. Por supuesto, no todos serán patógenos, pero teniendo en cuenta que tan solo conocemos unas 1400 especies de patógenos humanos (incluidos virus, bacterias, hongos, protozoos y helmintos) es probable que muchos de los virus que están por descubrir o nuevos virus que aparezcan, puedan ser patógenos humanos. Muchas de las especies de bacterias y virus conocidos tienen potencial para originar una pandemia, pero en muchos casos contamos con cierta inmunidad grupal que evita la propagación de la infección o incluso disponemos de vacunas y tratamientos para eliminar la infección. Ninguna de estas cosas ocurre cuándo aparece un nuevo agente patógeno ya que no tenemos inmunidad ni hemos desarrollado herramientas para combatirlo, por lo que cuando un nuevo virus no es contenido al principio, tendrá muchas papeletas de convertirse en pandemia y mayor será la probabilidad si además es de transmisión respiratoria.

¿Cuánto puede estar el virus en el organismo?
El periodo de incubación medio es de 5-6 días, con un rango que varía de 1 a 14 días. El intervalo medio desde que se inician los síntomas hasta que ocurre la recuperación es de 2 semanas cuando la enfermedad se desarrolla de forma leve y de 3 a 6 semanas cuándo ha sido grave o crítica e incluso pudiendo llegar en algunos casos a 8 semanas. Una prueba positiva después de mucho tiempo puede ser debida a que el organismo todavía contenga trazas del material genético del virus (en el caso del test PCR) o que existan restos de proteínas antigénicas del virus (en el caso de los famosos test rápidos inmunológicos), pero esas pruebas positivas no implican que necesariamente el virus continue activo.

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