[dropcap]Y[/dropcap] llegó el día, el Anteproyecto de Ley de Protección a la Infancia y Adolescencia frente a la Violencia, salió del cajón, donde había permanecido y se hizo realidad para su remisión a las Cortes, después de que el Comité de Derechos de los Niños recomendara la aprobación de una Ley integral en 2010 e instara a su agilización en 2018.
He de manifestar que clamé muchas veces esa protección y que esa Ley fuera aprobada.
Derechos Fundamentales son vulnerados todos los días, contra aquellos a los que un día juramos proteger.
Es escalofriante la confirmación de que la mitad de los casos de maltrato infantil se producen en el ámbito familiar y que cuatro de cada diez niños y adolescentes perciben la escuela como un lugar inseguro, donde están expuestos a sufrir malos tratos.
Ante todo esto y mucho más de lo que está pasando y no percibimos o no queremos percibir, toca ponerse las pilas y tratar de erradicar lo que no se puede permitir.
Aunque ya por Ley, y sobre todo por humanidad, estábamos obligados a alertar del sufrimiento, desprotección o violencia de un menor, lo aprobado obliga más ampliamente a denunciar estos hechos y ahora con la Ley en la mano, espero que no se mire para otro lado como se ha hecho con tantos casos de acoso escolar. Por un minuto, déjenme creer que será así
Y ya que estamos en materia, el artículo 27 de esta Ley, habla de la violencia en el ámbito educativo y de una escuela segura y libre de violencia. El 28, nos dice que tienen que existir protocolos, a lo que yo alego que ya existen, pero no se ponen en marcha. En cuanto a la creación de la figura de Coordinador de Bienestar y Protección, reflejado en el artículo 29, cuyas ordenes dependerán de la dirección del colegio, he de decir que mientras esto sea así tendremos otra vez Juez y parte. Y eso nunca puede ser bueno.
Por otro lado, hacer mención de que ya era hora que las nuevas tecnologías y sus usos inadecuados se incluyeran en una ley que regule las malas praxis que se hacen de ellas y el derecho a su accesibilidad por parte de nuestros menores.
113 páginas de buenos propósitos, que espero que se lleven a cabo, como la creación de cuerpos policiales especializados, juzgados, comisiones sanitarias y figuras como coordinadores o adjuntos. Ante ello vuelvo a refirmarme en la formación que necesitan estas personas, y no precisamente por aquellos que solo saben la teoría y no la práctica, como ya hemos visto otras veces.
Como toda Ley, considero que debe ser mejorada, en algunos puntos y que me ha sorprendido gratamente en otros. El tiempo, como siempre, nos dirá si funciona o si queda en un bonito documento, pero lo que tengo muy claro, es que es necesaria, porque tanta violencia gratuita en tantos ámbitos distintos era algo que ninguna sociedad debe permitir.
Y saliendo de esa ley, que protege colectivos ciertamente vulnerables, pero deja en el tintero a algún otro, si hay una noticia que esta semana, me ha dejado estupefacta es la idea de dar clases al aire libre para evitar contagios.
Supongo que no se conoce el tiempo en Castilla y León, famoso por sus heladas, ni se tiene en cuenta el calor de Andalucía o Levante, ni el tiempo lluvioso del Norte. Ahora bien, si en algo le tengo que dar la razón es en tomar de ejemplo los Países Nórdicos y no por sus clases al aire libre, como pretenden en este caso, sino por su calidad educativa ,entre las mejores del mundo, según el informe Pisa, basada en el respeto, la equidad y la confianza mutua, donde la enseñanza es gratuita, la atención es personalizada, no hay absentismo escolar y en Finlandia no saben lo que es la violencia en las aulas ¿Saben por qué? Porque está entre los Países que más dinero invierte en educación y en docentes.
Una semana intensa que nos deja la improvisación a su libre albedrio una vez más.