[dropcap]R[/dropcap]ecuerdo de mi infancia la noria del recinto ferial, que al principio giraba lentamente, sin prisa, hasta completar todas las barquillas, si subías el primero llegabas arriba con tiempo para observar a vista de pájaro el horizonte de la ciudad, antes de sentir las cosquillas del vértigo en la barriga.
Poner alas a la mirada, buscando puntos altos en la ciudad, coleccionar panorámicas que muestren lo que no vemos a pie de calle, mirar el infinito desde una azotea, subiendo a la torre de un monumento o a lo alto de un cerro es algo que siempre gusta para hacer fotografía.
Cuando visito otra ciudad dedico un tiempo a buscar estas panorámicas, lugares, casi todos ellos, de obligada visita, que nos ofrecen miradas espectaculares.
En Salamanca, tenemos lugares clásicos como el mirador de Ciencias, el de Calixto y Melibea, las torres de Scala Coeli, Ieronimus, el Cerro de San Vicente,…
Entre líneas os dejo algún ejemplo de estos lugares clásicos, pero también podemos buscar otros miradores que nos ofrezcan estas perspectivas, en este caso añado a la muestra una mirada menos habitual, desde el ático de Miguel.
La nueva tecnología nos ofrece volar la cámara con un dron, posibilitando imágenes maravillosas, únicas hasta ahora, espero probarlo algún día. De momento daré otra vuelta en la noria.
El Blog de Pablo de la Peña, aquí.