[dropcap]B[/dropcap]uenos días, tardes o noches, yoguis! Hoy nos acompaña un día caluroso, así que vamos con una columna de yoga refrescante.
Abrimos un nuevo espacio a esta temporada estival. Este verano es especial y me parece una buena idea que las columnas también sean especiales. Así que comenzamos una serie de yoga y arte. En este sentido, crearé una paleta de colores variados para acompañarte allá donde te encuentres.
Esta semana comenzamos con… ¡ta ta chán!: Una peli. Dedicamos la columna al séptimo arte, entrelazado con nuestra vida yogui. El título de la película en cuestión es Primavera, verano, otoño, invierno…y primavera. ¿Qué te parece? Ya de entrada el título nos da unas pistas, unas ideas. Es como una sensación cíclica y circular. Para mí es un sentir (que dice mi madre) de que “todo llega y todo pasa”. Y me parece un buen momento para dedicarle una reflexión a esta premisa que me recuerda también a algo que siempre me enseña mi padre: “Calma y alma”.
Primavera, verano, otoño, invierno…y primavera es un película del año 2003 de Corea del Sur, que en su lengua original se titula Bom yeoreum gaeul gyeoul geurigo bom. Su director, el surcoreano Kim Ki-duk, es un renombrado cineasta con más de una veintena de premios recibidos por su magnífica obra.
En la obra que hoy nos ocupa nos desvela una bella historia para una tarde tranquila en la que quieras llenar tus ojos de pura poesía en imágenes. Con una muy buena crítica de las personas que entienden de cine, esta tierna historia te traslada a un templo flotante. ¿No te parece genial? Un anciano monje budista comparte su experiencia con un monje más joven.
La llaman la mejor película de su filmografía y desde luego que tiene una iconografía brutal, es como un cuento en preciosas imágenes. Y, por supuesto, con un gran componente espiritual y llena de lecturas entre líneas. El error que debemos evitar es confundir su mensaje espiritual con un mensaje religioso que realmente no busca.
La película yogui de hoy es una idea de la belleza de lo sencillo que tanto me apasiona. Es un cuento, con escenario oriental, tan sencillo como la vida misma. Una sensación de ver como lo vive ese anciano monje, el pasar de los días y el suceder libre. Una peli para amantes de la belleza en cualquiera de sus formatos. Dale al play y me cuentas.
En esta reposada belleza que nos regala, hay una metáfora fascinante sobre el aprendizaje vital que cada uno andamos dibujando. Descubre esta obra exquisitamente sencilla y que su poesía visual te conmueva tanto como a mí. La película, ganadora del Premio del Público en el Festival de San Sebastián, te transportará desde tu sofá a ese mágico lugar donde la vida sucede.
Déjate seducir por la quietud de Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera y no dejemos que caiga en el cine de los olvidados, si no en el cine de los sentidos.
Que tengas un buen día y cuides tu energía.