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Lorenza Iglesias, la salmantina que bien podría ser nuestra Agustina de Aragón

Luchó como un soldado por defender Ciudad Rodrigo de las manos francesas y perdió la honra y la vida en el intento
José Vicente / ICAL-Archivo- Recreación Histórica Napoleónica en Ciudad Rodrigo.

 

Tenemos santas, catedráticas, artistas, socialité, empresaria,… Salamanca tiene en su historia grandes nombres de mujer y La Crónica de Salamanca inicia una serie donde se recordará a estas mujeres que dejaron su impronta en la ciudad y fuera de ella.

[dropcap]H[/dropcap]ace 210 años, un grupo de guerrilleros de Ciudad Rodrigo se enfrentó al todopoderoso ejército francés, cuando Napoleón dominaba Europa y sus ansias de expansión invadían nuestro país y el emperador galo quería irrumpir en la vecina Portugal. Y, como ahora, la mejor frontera desde Francia es la salmantina de Fuentes de Oñoro.

Pero, antes de ir ganando terrero en el país vecino, los estrategas franceses consideraron necesario tener un lugar estratégico en el que asentar las tropas y los mandos para comenzar la ofensiva hacia el país luso.

Ese lugar fue Ciudad Rodrigo, que desde la Edad Media gozaba de murallas. La batalla por conquistar Miróbriga comenzó un 26 de abril y se prolongó hasta el 9 de julio de 1810. Hace ahora justo 210 años.

Cuenta los archivos que a batalla, una de las de la Guerra de la Independencia, se desplazaron unos 65.000 soldados franceses hasta la ciudad del Águeda que lucharon contra una tropa de unos 5.500 españoles. Los franceses estaban comandados por el mariscal de campo Michel Ney y los españoles servían a las órdenes de Andrés Pérez de Herrasti.

José Vicente / ICAL-Archivo- Recreación Histórica Napoleónica en Ciudad Rodrigo. ARCHIVO

El que las fuerzas francesas fueran once veces superiores a las españolas, no amilanó para nada a los aguerridos mirobriguenses y allegados. Pero, si el número de hombres era muy superior, lo mismo diremos del tipo de armamento que portaban los franceses, siendo el ejército más poderoso de Europa en ese momento.
Esta batalla contabilizó 461 muertos y 994 heridos, además de 4.000 hombres y 118 cañones capturados. Por su parte, las tropas galas enterraron a 180 soldados y más de 1000 fueron heridos durante el sitio.

Nuestra Lorenza de Miróbriga

Entre los muertos en esta batalla, seguro que no se cuenta el del cuerpo de Lorenza Iglesias, porque no llevaba uniformen, ni el fusil español modelo 1802, ni bayoneta. Puede, que al igual que los soldados rasos, sus pies fueran descalzos o con albarcas. Pero, las gentes de Ciudad Rodrigo supieron de lo osada, decidida y atrevida que fue esta mujer, que con tan solo 20 años, se colocó detrás de un cañón y defendió su pueblo.

Tanto es así, que Ciudad Rodrigo homenajea a su particular ‘Agustina de Aragón’ dándole nombre a una calle.

Cuenta la leyenda, porque no hay datos fehacientes, solo lo que nos ha llegado por tradición oral, que Lorenza Iglesias debió de nacer a finales del siglo XVIII, quizá por 1790. Su vida no estaba destinada a empuñar un arma o ponerse detrás de un cañón. Nada más lejos. Hija de pequeños agricultores vivía en una de las fincas que cercanas a la ciudad con sus padres. Tenía novio, Mauricio, y seguro que pensaba compartir junto a él el resto de sus días y formar una familia.

José Vicente / ICAL-Archivo- Recreación Histórica Napoleónica en Ciudad Rodrigo. ARCHIVO

Pero, la vida le tenía preparada otro destino. Los soldados franceses llegaron en primavera a tierras de Ciudad Rodrigo y, como dice el dicho: ‘en la Guerra y el amor, todo vale’. Saquearon las fincas y violaron a las mujeres y mataron a los que se pusieron delante. Estas muertes tampoco están contabilizadas en los que perdieron la vida en la batalla.

Lorenza Iglesias fue ultrajada y convertida en huérfana el mismo día. Se vio sola, porque su novio luchaba en el frente y debió pensar que ya no tenía nada más que perder.

Lorenza Iglesia conocía la existencia de un cañón en la torre de la Casa de los Chaves y, con todo el coraje que da el no tener nada que perder, se subió hasta la torre y apuntando a donde estaban los soldados franceses disparó el cañón, hiriendo y matando a un buen número de militares galos.

José Vicente / ICAL-Archivo- Recreación Histórica Napoleónica en Ciudad Rodrigo.ARCHIVO

Se le acabó la munición, pero no el ansia de acabar con el enemigo. Bajó a la calle y comenzó a apuñalar a todos los soldados que se iba encontrando a su paso. Cuenta la leyenda, que la disparaban, pero ella seguía caminando por la calle Sol en dirección a la Plaza Mayor. Pero, no pudo llegar a la Plaza de Ciudad Rodrigo, una de las balas acertó y Lorenza Iglesias, con poco más de 20 años caía muerta en mitad de la calle.

Ella no está en la lista de los 400 muertos en la batalla, pero quizá su novio, Mauricio, sí, porque se alistó y sirvió a las órdenes de Julián Sánchez ‘El Charro’.

Esta es la historia de la valiente mujer que fue Lorenza Iglesias, que hace casi tres siglos decidió rebelarse, y a pesar de que la normativa impedía que las mujeres empuñaran un arma o se alistasen en el ejercito ella lo hizo, y defendió tanto a su ciudad como a su familia. Un ejemplo de fuerza y valor.

Arco del Triunfo, en Paris.

Las derrotas de Ciudad Rodrigo, 1810 y 1812, donde perdió la vida Lorenza Iglesias y cientos de paisanos más, es una ‘muesca’ en el Arco del Triunfo de París, donde se puede ver, entre otros, el nombre de Ciudad Rodrigo y Alba de Tormes, batallas que ganó el todopoderoso ejército francés.

Bibliografía:

Mujeres singulares salmantinas, de María Dolores Pérez-Lucas.

 

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