[dropcap]U[/dropcap]no de los encuadres fotográficos que más nos atrae es aquel en el que aparece una silueta o sombra humana; aunque sea insignificante, rápidamente nos atrapa la mirada.
Recuerdo la exposición Llanuras de Salamanca del fotógrafo David Arranz, en el Palacio de la Salina (Diputación de Salamanca), a la que asistí en una visita de grupo guiada por David. Aún no nos conocíamos.
La exposición se basaba en la estampa rural de la provincia de Salamanca. El autor explicó la importancia de incorporar la figura humana a la fotografía, porque aporta otra connotación al mensaje de la imagen; aunque su presencia sea minúscula, el ojo siempre la percibe.
En mi fotografía no sé si lo correcto es buscar el encuadre partiendo del elemento humano o esperar al personaje en una composición predeterminada.
Estoy más cómodo con el segundo método, me ofrece una primera fotografía reposada y a la vez la posibilidad de una segunda opción si alguien se suma al momento, así obtengo dos lecturas diferentes con el mismo encuadre.
Hoy traigo otro aspecto de la fotografía donde la presencia humana se supone. Os invito a dibujar el perfil de quienes habitan estas ausencias captadas en la cámara.
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