Opinión

Cosmovisión

Imagen de Free-Photos en Pixabay

 

[dropcap]C[/dropcap]ómo es el cosmos, ¿verdad? Tan grande el, tan infinito, tan cosmopolita. Sabedor de que todo lo incluye, todoposesor. Con semejante tamaño le supongo la imposibilidad de estar pendiente de ese todo, todo el tiempo.

 

Estando en horizontal con la espalda pegada al suelo, mirando al cielo y preguntarse cómo puede ser posible que esa tierra hecha lecho no se caiga hacia abajo o hacia arriba, a saber en qué posición estamos, es una invitación al vértigo. Es fácilmente explicable recurriendo a la física, pero claro, la ciencia evoluciona de error en error. En su momento decidimos entre todos que nuestro planeta era un planeta y no una esfereta. Apuesto a que el hecho de pasar más tiempo a pie que nadando tuvo algo que ver en apellidarlo Tierra en lugar de Agua. Vanidad.

El caso es que, supongo otra vez, ser uno de los tantos hilos en tal telar es el motivo por el cual a nosotros, pequeñas micro minúsculas motas del todo total, nos surgen enredos de lo más variopinto. Que dan ganas de decir, oye cosmos, vale que la respuesta no vaya a resultar sencilla, pero me podías hacer la pregunta de una forma clara ¿no? ¿Tengo que adivinarla también?

Le damos igual, estoy seguro. Un día descubrimos que lo que en realidad queremos es la equis y en el momento en el que la conseguimos, resulta no ser tan fascinante. Al tercer instante de posesión comienza a depreciarse de una manera meteórica.

Que resulta que es verdad que si quieres algo fuerte, con mucha probabilidad lo consigas. Por ejemplo, decides querer irte de vacaciones a Bora Bora el año que viene, que es una pasta, sí, pero te pones a ahorrar y consigues tener lo suficiente dentro de dos. Quizá seis. Con unos años de retraso, pero ahí estas. Si no quieres irte a Bora Bora, fijo que no vas.

Esta es la parte fácil, en la que estas básicamente contigo. En lo que concierne al juego del cosmos, la película se torna más compleja. Con un texto no apto para los amantes de los guiones acompañables de palomitas. Los muy granujas (guion y cosmos) son especialistas en proyectar una sucesión de escenas que requieren fe y expectación positiva, de lo contrario ganará el sueño y terminarás observando tus párpados por dentro. Todo al desenlace.

Se me viene a la cabeza una película como ejemplo, Memento. Por si no la has visto y sientes curiosidad, solo diré que se presenta de forma desordenada. Para mantener las pestañas cerca de las cejas es importante prestar un punto de atención a cada escena y recurrir un poco a la memoria entre una y otra para vincularlas.

Sin ellas te enterarás igual que del plan que el cosmos tiene guardado para ti. De una cosa si ando bastante convencido. Toda película tiene que estar por encima de sus escenas de forma individual, de lo contrario solo será un motivo para disfrutar del maíz al micro.

Moveyourself. 

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