[dropcap]E[/dropcap]s un placer escuchar a las cámaras veteranas del oficio fotográfico, algunas más jóvenes que yo, cuando hablan de la fotografía analógica, las ampliadoras, los negativos, las placas o los diferentes métodos de revelado, que en manos maestras se consideran técnicas artísticas.
La técnica de edición fotográfica o revelado digital es también un arte en constante evolución y requiere horas de estudio y practica continua, para alcanzar el máximo rendimiento creativo.
Me recomendó Marcos Rodríguez en un curso de Ps. ensayar todos los días para automatizar los mecanismos y memorizar sus lecciones. Este método de práctica y formación constante podemos apreciarlo en su reconocida obra fotográfica.
Siempre es recomendable ejercitar la imaginación tanto en la máquina como en la edición, volar la mirada al cielo para interpretar la caprichosa forma de una nube, sacar vida y sentimiento de un reflejo casual o viajar a un mundo fantástico observando una sombra proyectada sobre un rincón de la ciudad.
Tal vez porque este tiempo de crisis invita a evadirse de la realidad, tal vez porque en las mañanas de agosto no sabe uno qué mirar o tal vez porque mi infancia se bañó en el Cantábrico, la otra mañana encontré esta fantasía varada en la pared de la catedral.
Hoy acompañan el texto imágenes con dos procesos diferentes, uno de edición sencilla ajustada a la realidad y otro simulando fotografía antigua, en la intención de crear un puente entre los procesos analógico y digital.
El Blog de Pablo de la Peña, aquí.