Opinión

Lenguas largas y entendederas cortas

Imagen de Uwe Conrad en Pixabay

 

[dropcap]P[/dropcap]ues es que resulta que me han dicho eso que ha pasado, fíjate tú, que es terrible y que ya no es que sea terrible sino que además, no te lo cuentan porque no quieren que se sepa, porque si llega a saberse, se monta una que no sé yo. Fíjate tú, bis.

 

Y claro, la sangre se te hace un poco más densa, el oxígeno se oxida y de refrigerar pasa a mostrarse un tanto tajocortante y ¡ay Señor! ¿Qué va a ser de nosotros? Bueno, en realidad, ¿qué hay de lo mío? Que no deja de ser lo relevante por otra parte.

Descifrando, sé que me repito. Otra vez Sócrates. Filtros de la verdad, la bondad y la utilidad. Lo que te cuento, en mi opinión va a ser siempre cierto (en mi opinión), estaré seguro de que estoy tratando de hacer el bien (en mi opinión) y no tengo otra intención que serte útil (en mi opinión).

¿Y cómo genero yo una opinión? Así, sin bibliografía técnica, te diré que de la manera más subjetivamente objetiva que sea capaz de creer que creo. Y es que yo no como pienso pero pienso como pienso. Y lo que vea o escuche o sienta, lo interpreto. Con suerte, como tengo mucha fe en mí, interpreto que lo pienso, que a lo mejor no, puede ser que no lo mastique lo suficiente y lo engulla para evitar que se me haga bola.

Ejemplo con Luís como artista invitado. Luís me cae mal. Veo que Luís me cuenta con la intención de ser escuchado e interpreto cómo me sienta su narrativa. He visto, he oído y he interpretado. Pero es que Luís me cae mal…

Ejemplo con Luisa como artista invitada. Luisa me cae bien. Veo que Luisa me cuenta con la intención de ser escuchada e interpreto cómo me sienta su narrativa. He visto, he oído y he interpretado. Pero es que Luisa me cae bien…

Existe otro factor. Yo estoy de buen humor. Mientras escucho a Luís no me cuesta mostrarme respetuoso con sus consuetudinarias narraciones, por lo tanto, lo que mis ojos ven, mis oídos escuchan y mi ser siente encuentra ubicación en un suelo blando. Lo que me cuenta mi Luisa amiga me sirve incluso para el debate.

Si yo, en cambio, me siento habitante de mi Antagonia, Luís me llevará cogido de la pechera hasta Alarmia, no como en el caso de mediar parlamento con Luisa, a quien llevaría de la pechera hasta Alarmia.

Conclusiones: Tanto Luís como Luisa estarán en todo momento convencidos de que aquello que cuentan cumple con los criterios francos de verdad, bondad y utilidad. Si estoy en bien, los relatos de ambos tendrán una buena acogida en mi ser. Si no lo estoy, me llevarán o llevaré a Alarmia a quien corresponda.

Moraleja: Ojo cuidao. Con toda seguridad, no estamos en lo cierto nunca, si bien es cierto que nunca podamos decir que estamos equivocados del todo.

Moveyourself. 

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