Opinión

Personas canicas

Imagen de Pexels en Pixabay

 

[dropcap]S[/dropcap]i la Tierra es plana, sus límites están al este de Japón y al oeste de Portugal, porque entre esos puntos, doy fe, no hay abismo, o al menos yo no lo he visto cuando he estado en estos extremos. Tengo amigos que han estado en California y tampoco me han contado nada al respecto, así que la sospecha del borde del confín ha de dirigirse hacia algún lugar del pacífico océano de nuestro atrás. Evidentemente.

Lo que sí es esférico es el humano. Más evidentemente todavía. De una redondez inmejorable, que a la menor vibración muestra nuestra incapacidad para mantener la compostura. Nos afectan las leyes físicas que dicen de los planetas. Pseudocientíficamente demostrable e indiscutible con una caña de la mano. A la menor vibración, nos movemos. Existen las que nos acercan a la fuente emisora, existen las que nos alejan de la misma. Pero quedarnos quietos… Eso no va con nosotros.

Las hay (vibraciones) de distintos tipos. Dividámoslas en dos grandes grupos, las que actúan directamente sobre nosotros y las que agitan nuestro suelo. El resultado en ambos casos es el mismo. Nos movemos a favor o en dirección contraria. Al no disponer de base plana el comienzo del giro es inevitable.

Las primeras, las que sentimos en nuestro centro, serían como ejemplo esas voces de sirena de las que hablaba la Odisea. Voces hechas hermosa canción capaz de hacerte salir de tu curso. Que naufragues es cosa tuya. Ulises solucionó con ingenio su reconocida curiosidad. Ordenó a los suyos amarrarlo al mástil para poder escuchar el mágico canto. Toda la tripulación en cambio, haría oídos sordos con cera de abeja. Evitaron así colisionar contra las rocas.

Las segundas, las que podemos notar bajo nuestros pies se parecen más a un temblor de tierra, a un terremoto. No sucede en nosotros, pero nos mueve igualmente. Nos invita a abandonar nuestro seguro techo por miedo al desprendimiento o a buscar un piso firme ante el previsible riesgo de que termine por abrirse la tierra.

Ante tales circunstancias, las de un tipo y las de otro, se antoja difícil conseguir permanecer en el punto original. ¿Por qué? Porque nosotros no somos planos como sí lo es la tierra en el páramo, como lo es el agua en el mar.

Por eso los sencillos y absolutos bandazos entre el bien y el mal, entre el sí y el no. Por eso la imposible y denostada equidistancia entre dos puntos ciertos es denostada e imposible. Por eso tu voz me acerca o me aleja, por eso la mía te atrae o te repele. Por eso, porque las únicas plantas nuestras, las de los pies, que no disponen de raíces tienden a moverse a favor o en contra al primer temblor, ante el mínimo interés.

Por eso es tan difícil ser todo el tiempo, estar todo el tiempo, permanecer. La tierra no es plana más que en ciertos lugares. La tierra es plan A en todos los lugares.

Moveyourself. 

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