[dropcap]L[/dropcap]os abajo firmantes somos familiares de enfermos que han estado ingresados en la residencia “Boni Mediero” de Salamanca y algunos también hemos sido o somos socios de AFA, la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Salamanca, que la gestiona.
Por medio de esta carta queremos manifestar nuestra preocupación por la difícil coyuntura en la que se encuentra la residencia, consecuencia de la actual pandemia sanitaria pero también de los problemas de gestión que arrastra desde hace años. Nos inquieta que, debido a una administración negligente, las aportaciones económicas de los particulares e instituciones que colaboran con AFA no sirvan para asegurar su buen funcionamiento. Así ha sido en los últimos años, en los que se ha producido un deterioro paulatino de los servicios de atención a los enfermos (medicina, enfermería, fisioterapia, etc.) en la residencia.
En entrevistas recientes, la presidenta de la asociación, doña Magdalena Hernández Mediero, ha ofrecido una visión autocomplaciente de lo acontecido durante los días más terribles de la pandemia, intentando transmitir una imagen de perfecta gestión y de control de la situación. Ha evitado indicar que, entre marzo y abril, resultaron infectados por Covid-19 casi el 100% de los trabajadores e internos y fallecieron un 30% o más de estos últimos. La comparación con otras residencias, la mayoría de las cuales ha tenido unas tasas de infección y de mortalidad de los infectados mucho más bajas, deja en muy mal lugar la atención asistencial en la residencia “Boni Mediero”. Muchos de nuestros seres queridos fallecieron debido a la pandemia, en las circunstancias de todos conocidas. Precisamente porque hemos pasado por esa terrible experiencia, nuestra prioridad ahora es intentar que esa situación no vuelva a repetirse. Nos preocupan los enfermos que permanecen en la residencia y los que puedan ingresar en estos días, la mayoría con grados de incapacidad elevados y por tanto, muy vulnerables.
Por otra parte, en esas entrevistas se achaca la situación económica actual a la falta de subvenciones de la administración y de otros organismos. Nosotros, con la experiencia de los años que llevamos vinculados a la residencia, lo valoramos de manera distinta. Han sido frecuentes las iniciativas de dudoso interés que han comportado elevados gastos. La última, un innecesario edificio para una sobredimensionada administración, que nada más iniciadas las obras quedó paralizado por falta de recursos, a pesar de que los residentes pagan una considerable mensualidad de casi dos mil trescientos euros. La pandemia estalló, por lo tanto, en un momento en que las arcas de la asociación se encontraban bajo mínimos lo que, sumado al fallecimiento de numerosos residentes, al descenso en los ingresos y al cierre del centro de día, explicarían el innegable
quebranto económico.
A nuestro entender, la causa de todos estos problemas radica en una dirección incapaz de administrar con eficiencia, de planificar y de prever los acontecimientos, que ha actuado frente a la amenaza sanitaria a remolque de las decisiones oficiales, sin iniciativa ni previsión, a pesar de las llamadas de alerta de los familiares. A modo de ejemplo, hasta dos días antes de la orden de confinamiento, la residencia estaba abierta a las visitas, mientras que otras aplicaban ya restricciones desde hacía más de una semana.
Resulta alarmante que, a pesar de la experiencia vivida en los meses más duros, de las declaraciones recientes de la presidenta de AFA no se desprende un análisis crítico de lo ocurrido, lo cual genera dudas sobre la adopción de todas las medidas necesarias que requiere la coyuntura actual y el posible agravamiento de la pandemia. La situación económica puede ser preocupante, pero hay que tener claras las prioridades, que no son el mero mantenimiento de la asociación y de la residencia, sino garantizar el bienestar de los enfermos, la tranquilidad de las familias y la seguridad de los trabajadores, en particular, del personal auxiliar y sociosanitario, en muchos casos excelentes profesionales que siguen trabajando en condiciones precarias y a los cuales queremos manifestar nuestro agradecimiento.
Pensamos que la supervivencia de la residencia está ligada a que la asociación modifique alguna de sus características, en concreto, que sea transparente y permita la participación de todos sus socios. Además debería contar con una dirección profesional, que sea también transparente y sensible a las inquietudes de los usuarios y de sus familias. A corto plazo, parece claro que sólo será viable si recibe subvenciones pero a tenor de los antecedentes, esta financiación únicamente prolongaría la agonía de un centro desnortado y mal dirigido en comparación con otros de sus características. Por todo ello, solicitamos que las autoridades competentes, en este caso la Gerencia de Servicios Sociales y el servicio de Sanidad de la Junta de Castilla y León, fiscalicen y
controlen la actividad de AFA y de la residencia “Boni Mediero” para que, de ese modo, se pueda garantizar su buen funcionamiento y se devuelva la confianza a los familiares de los residentes.
El 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer. Deseamos que esta carta contribuya a que los aquejados por esta terrible enfermedad en Salamanca tengan los cuidados que se merecen y que sus familiares puedan estar tranquilos dejando a sus seres queridos en buenas manos.
Firmado:
Teresa Matilde Artal Borrás, María Nieves Rodríguez Cousiño, Manuel Alberto Matías Muriel, Vicente Hernández Ruiz, Margarita Izquierdo Hernández, María Begoña Matías Muriel, María Pilar Matías Muriel, Manuel Grande Benito, María del Rocío Matías Muriel, María del Carmen Palomar Sánchez, María Rosa Sanz Sardinha y María Teresa Segurado Carrasco
5 comentarios en «Quejas de familiares de alzheimer»
La labor de las auxiliares durante todo esto ha sido intachable en cuanto a nuestros familiares ingresados. Han dado el 100%.
Menos burocracia y más ayuda al personal q está codo con codo con nuestros familiares.
Se va todo el dinero en las personas enchufadas de administración. Sobran más de la mitad, cobran el doble que los sanitarios y no hacen ni la décima parte. Así se van las subvenciones y el dinero de los familiares.
Todo mi apoyo al personal sanitario, mucho ánimo! Y gracias por todo vuestro buen trabajo con mi abuelo.
Por qué echar la culpa , ahora muchos de los enfermos de estas familias que según esta carta están decepcionadas o que no están de acuerdo con la gestión de la residencia o asociación porque no saben a quien echar la culpa de que su familiar a fallecido de covid tienen que entender que sin enfermos muy dependientes y con muchas patologías
Es un residencia que lleva 30 años y es la pionera de establecer una asociación de familiares de alzheimer
Los familiares que firman esta carta no se han parado a pensar que están malmetiendo y diciendo cosas incoherentes si tan mal estaban haciendo las cosas la gestión en este caso a tu familiar enfermo lo hubieras sacado antes por qué hay una o dos familia que su familiar ha estado más de diez años y no creo que hayan tenido queja de cómo se les ha atendido al enfermo que es la labor de la residencia pero también al familiar ha sido atendido en perfectas condiciones y comodidades
Que pena que alguna de estas familias no se acuerden de lo que se ha hecho por ellos, y me refiero no a los usuarios sino a los familiares.
Me da vergüenza leer esta carta. Habrán cometido fallos pero no es la mejor manera de resolverlo. Es como cuando tienes un hijo y hace algo mal, no nos podemos dedicar a machacarle, sino a hablar con él y ver en qué ha fallado y sobre todo a ofrecerle ayuda.
Vuelvo a repetirme acordaros algunos de los firmantes todo lo que esta asociación ha hecho por vosotros. Pensad y mirar hacia vuestro interior que no es poco.