Vuelven los 80

La Plaza Mayor se convirtió este viernes en una discoteca con bola de espejos incluida, porque la década de los ochenta, con toda su añoranza, se coló por los soportales.

La Unión y Hombres G lograron que durante casi cuatro horas los miles y miles de salmantinos, y otros llegados de las provincias colindantes, bailaran al ritmo de otra época, otra década y otro tiempo. Aquel en el que no se peinaban canas y los michelines no existían, aquel en el que todos y cada uno de los que bailaban y tarareaban las canciones tenían la adolescencia y la juventud en el carné de identidad. Para ser justos, también había gente joven.

La Unión rompió el hielo y se hizo con la plaza gracias a Un hombre lobo en París, Sildavia y otras canciones estupendas que Rafa interpretó maravillosamente sobre las tablas. Se metió al público en el bolsillo y sólo tuvo un fallo, que al despedirse, ‘lo hizo’ desde Valladolid, aunque rectificó inmediatamente y dijo: “¡Qué metedura de pata!”.

Veinte minutos después, tomaban posesión del escenario Hombres G, la veterana banda madrileña hizo soñar a las adolescentes de los ochenta con discotecas para niñas y bailes agarrados al terminar la sesión de la tarde. Eran los ochenta. Y Hombres G, que en su momento no participaron la movida, han sabido mantenerse y conquistar a sus detractores de antaño. Cumplieron en el escenario y lo mejor fue el final con Venecia y Sufre mamón. Así la Plaza Mayor, con miles y miles de admirador@s disfrutaron de un concierto que l@s trasladó a otros momentos y otras épocas.

Durante cuatro horas, la Plaza Mayor se metió en la máquina del tiempo y regresó a los cándidos e ingenuos años ochenta.

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