Algunos quizá lo imaginaban, otros se lo olían… pero la gran mayoría no podría imaginar que el 8 de marzo de 2020 iban a ver por última vez a su equipo en directo.
Siete meses han pasado desde que Silvia Domínguez levantase la Copa de la Reina en Salamanca; no fue en Würzburg y sí en el Multiusos, pero era en casa.
Ahora, y con una maldita pandemia en mitad de nuestra vida, cientos de aficionados, medidas de seguridad y mascarilla en rostro se atrevieron a sentarse de nuevo en las gradas de Würzburg para ejercer de ‘marea azul’ y poder vivir lo que significa el baloncesto.
Quizá el partido entre Avenida y Campus Promete sea el principio de una nueva normalidad que, poco a poco, nos lleve a lo que hemos estado siempre acostumbrados a vivir. Y mucho más en el deporte, donde contener la emoción es misión imposible…