Dedicada a los madrileños, que no saben si van o vienen
[dropcap]S[/dropcap]i Cervantes viviera en la España actual no necesitaría hacer viajar a Rinconete y Cortadillo por caminos peligrosos para llegar a Sevilla a buscarse la vida, podría situar el Patio de Monipodio en Madrid, aunque necesitaría situar la acción en un patio mucho más grande de la Villa y Corte, ya que los personajes que pulularían por el, serían muy numerosos y las transacciones (incluidas comisiones) tendrían más altos vuelos y afectarían a la vida política, económica y judicial española. Sin duda la novela seguiría siendo encuadrada dentro de la narrativa picaresca. Otra cosa distinta es si el relato actualizado podría encuadrarse en el apartado de Novelas Ejemplares, salvo que al final ganen los buenos y la novela termine bien.
La población asiste atónita desde hace meses a los desencuentros políticos y judiciales relacionados con la pandemia Covid en España en general y en Madrid en particular, como quien asiste a un sainete costumbrista, de contenido social, satírico de vicios y errores, intercalado en el entreacto de una obra dramática, cuyo argumento consistiría en contemplar estupefacto un desfile diario de muertos mientras todos nos dirigimos en procesión hacia el precipicio social, convenientemente jaleados desde telediarios y medios de comunicación rompiendo audiencias.
Diego Torres Villarroel utilizó el sainete para criticar la desintegración política, económica y religiosa de la España del siglo XVIII. Otro autor que tendría mucho para escribir de vivir en nuestro tiempo sería Carlos Arniches, buen conocedor de la vida madrileña, autor de sainetes donde los protagonistas rayan en lo grotesco, contraponiendo dos tipos de personajes habituales en su obra: la señorita ingenua y supuestamente encantadora con el señor serio, aunque quizás el desenlace del sainete actualizado no parece que pueda tener un final feliz en el que ganen los buenos y pierdan los villanos por mucho que hagan el ridículo.
Aunque no fuera escrita por Cervantes, y falsamente atribuida a Don Quijote, la frase “cosas veredes amigo Sancho que faran fablar las piedras” viene que ni pintada para la situación que atravesamos, ya que estamos perplejos al ver las cosas que ocurren a nuestro alrededor y donde un esperpento se tapa con otro mayor mientras la población mira y calla. Es preciso volver a Gabriel Celaya, uno de nuestros grandes poetas, donde en la poesía titulada precisamente España en Marcha señala ¡A la calle! que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
Ahora que no se puede salir a la calle existen otras muchas formas de hacer oír nuestra voz escuchando a Blas de Otero: Nos queda la palabra. ¡Utilicemosla!