«Una estructura organizativa pobre hace el buen trabajo imposible, no importa lo buenas que sean las personas». Peter Drucker
[dropcap]D[/dropcap]esde hace mucho tiempo la administración ha practicado de forma entusiasta con los profesionales sanitarios la fábula del palo y la zanahoria. Ahora, durante la pandemia Covid, continúan con la misma práctica.
La situación de los profesionales sanitarios es difícil. Después de haberse enfrentado a la primera fase de la pandemia afrontan la segunda en un estado físico y anímico de agotamiento: incomprendidos por la administración sanitaria y por una parte muy importante de la población.
Se acabó ya el impulso ético desbordante de la primera fase: la voluntariedad para trabajar en áreas Covid ha desaparecido y la resistencia para incorporarse obligatoriamente a esos equipos está muy extendida, generalizándose el sálvese quien pueda, lo que está ocasionando no pocos problemas a las direcciones de los hospitales y centros de salud.
Tras un tiempo desperdiciado de varios meses, el que se extiende desde mayo hasta octubre, que permitiría haber previsto los recursos necesarios, sabiendo que habría una segunda, una tercera o incluso una cuarta ola, no se ha querido o no se ha sido capaz (tanto da), por parte de quien debería haberlo hecho, de sumar nuevos profesionales médicos y de enfermería, por lo que un personal agotado vuelve a sufrir una presión añadida que, en muchos casos, no pueden soportar más.
Ahora, el comentario más extendido entre los profesionales es que, si persiste la incomprensión y el abuso por parte de la administración, el stress, la ansiedad y el agotamiento de la plantilla producirá (ya está produciendo) un notable incremento de las bajas laborales, que dejará aún más mermado el personal disponible para atender a los pacientes. Mantener el circulo vicioso de más presión laboral, más stress, más bajas y mayor presión asistencial es una ecuación sin ninguna solución razonable y, por tanto, sin salida.
En unas circunstancias como las que he tratado de describir parece obligado que debería extremarse el cuidado del personal sanitario, incluso el “mimo” (permítanme la pedantería), pero está ocurriendo exactamente lo contrario y se les plantean nuevas exigencias laborales, que son muy difíciles de asumir, lo que agudiza aún más el malestar existente. Si a ello se añade el anuncio realizado por varias administraciones sanitarias, de suprimir o limitar numerosos derechos recogidos en la legislación, el malestar puede convertirse en un bumerang que deje sin personal a los hospitales y centros de salud. Entre palo y zanahoria optar siempre por el palo es una mala solución, pero hacerlo en los momentos de crisis es una pésima idea.
Por primera vez, que yo recuerde en mis más de cuarenta años de desempeño profesional, se ha gestado una respuesta unitaria de todos los sindicatos y SATSE, CESM, CSIF, UGT, CCOO y USAF han firmado el 6 de noviembre un manifiesto de completo rechazo a las medidas propuestas, que de no ser atendido va a desembocar seguramente en una huelga masiva que no se merecen los pacientes ni tampoco los propios profesionales, pero que muchos sienten como inevitable.
Es de primero de manual, de los cursos de gestión que organizan las propias administraciones públicas (también la sanitaria), que el manejo de los recursos humanos debe realizarse con criterios de eficacia y eficiencia para alcanzar los objetivos propuestos, pero que solo se consiguen los objetivos involucrando, respetando y estimulando a los profesionales y evitando las situaciones de agravio y conflicto. Mucho más cuando, como asegura Maslow en su Theory of Human Motivation, afecta a los profesionales del conocimiento, cuya implicación es esencial para la empresa.
Es posible que la administración sanitaria, sea del color político que sea, lleve muchos años pensando que la abnegación y la ética de los profesionales sanitarios es infinita y que, por ello, se les puede someter a cualquier abuso. Si piensan así se equivocan. Los profesionales son también personas y sus capacidades tienen un límite. Llevan mucho aguantando, mejor no tensar más la cuerda ni seguir alejando la zanahoria.
Para finalizar, únicamente se me ocurren algunos dichos populares: Una cosa es predicar y otra dar trigo, obras son amores y no buenas razones, del dicho al hecho hay un gran trecho, el movimiento se demuestra andando… Por eso, y con el mayor de los respetos, recomendaría a las correspondientes administraciones aplicarse algún otro refrán: Zapatero a tus zapatos o a buen entendedor, pocas palabras bastan. Hay muchos más pero no es cuestión de ser reiterativo.
6 comentarios en «Menos palo y más zanahoria»
La Junta de CyL ya ha dado respuesta publicando un decreto en el BOCYL que anula todos los derechos de los trabajadores sanitarios. ¡Vivan las caenas!
Esta carta es la realidad pura y dura, todo el mundo hace huelga, pero los sanitarios aguantan y aguantan el día que exploten se termina todo, los políticos debían aprender de la devoción de los profesionales sanitarios y recortar se ellos asesores, sueldo y etec. YA ESTÁ BIEN ??
La Sara Casado, en el pasado denominada @Mejor Médica de Familia del mundo se ha convertido en enterradora de la sanidad pública, metiendo de paso en la fosa a sus antiguos compañeros médicos. Eso si, de las mano del inefable Sr Igea, otro medico devenido en político.
Qué victimismo, no? Y además, de todo eso, sobre lo que no discuto que pueda tener parte de razón, algún atisbo de autocrítica? O seguimos diciendo que tenemos ‘el mejor sistema y los mejores sanitarios del mundo’?? Personalmente, creo que lo último ya no pasa de leyenda urbana. Ah! Y no olvidemos que Igea y Casado son médicos, y lo están haciendo rematadamente mal!!! Ni siquiera han reconocido que SACyL es un sistema sanitario limitadísimo, especialmente en Salamanca, a la que han maltratado por sistema.
Haz la autocrítica tú, no has visto cómo estamos trabajando, los que están con el COVID dejándose la piel, y los que no lo estamos, intentando sacar todo el trabajo que se atrasó en primavera, incluso más en previsión de que nos vuelvan a suspender todas las consultas y las cirugías y se quede la gente colgada. Y te digo más, los que trabajamos en él no decimos que el sistema sanitario sea el mejor del mundo porque lo conocemos, pero no es por culpa nuestra, sino porque no se pueden tener duros a cuatro pesetas. Reitero lo de que no tienes vergüenza
Hoy cuyos trabajadores sanitarios ha salido a protestar yate hospitales y centros de salud. Señora Cosejera: tome nota. Son muchos aunque ustedes luego digan que éramos cinco o seis.