[dropcap]A[/dropcap]nda la Iglesia en España con muchas diócesis vacantes.Y aunque nunca cae una mitra al suelo sin encontrar antes alguna cabeza parece que últimamente cuesta hallar candidatos al pairo de los esquemas tradicionalmente impuestos de sana doctrina y gustos canonistas.
Circulan por Nunciatura –bien custodiados en cajones secretos- ternas de sacerdotes de cada diócesis que cada obispo ha enviado al Sr. Nuncio como ejemplares y capaces de aspirar al ordo episcopalis. Gente buenísima hasta ahora con olor a Derecho Canónico más que a ovejas y establos. Y más príncipes que humildes servidores.
Pasó el tiempo de que fueran consultadas las iglesias. laicos, religiosos, cristianos de a pie , desde una actitud evangélica de fraternidad y participación en la marcha de las comunidades. Parecía que el Espíritu Santo sólo hablaba a través de los clérigos y de los obispos, que el pueblo llano y fiel no tenía voz ni parte más que para obedecer y participar en las colectas.
Lo de la corresponsabilidad de todo el Pueblo de Dios -también en la elección de los obispos- no se ha tenido en cuenta. Las comunidades y sus pastores nos enteramos de que nos han nombrado obispo por el toque de campanas catedralicio pero nadie antes nos ha consultado ni pedido jamás la opinión.
Si se hubiera consultado a la comunidad zamorana seguro que se habría hallado algún cura castellano-leonés capaz de llevar el cayado sin necesidad de acudir al reino de Murcia. Pronto tocará a la diócesis hermana de Ciudad Rodrigo y a la nuestra: no digo yo que sea necesario poner urnas a la entrada de las parroquias…pero no estaría de más que se pidieran nombres episcopables a las comunidades y grupos eclesiales y que luego se tuviera en cuenta la opinión del pueblo fiel. Necesitamos pastores humanos y normales, sin titulaciones universitarias ni doctorados en Derecho Canónico. Hermanos, queremos hermanos que nos refuercen en el seguimiento de Jesús en las circunstancias cambiantes de nuestra sociedad y cercanos a los que sufren y a los más pobres y excluídos.
Está claro que la actual pandemia ha trastocado todas las cosas menos el sistema tradicional de nombramientos de obispos. Si en muchas Instituciones y Congregaciones religiosas de nuestra Iglesia se nombran democrácticamente a los superiores y responsables, no se entiende que en el estamento de las diócesis persista el autoritarismo del dedo y la ignorancia del sentir eclesial de las parroquias. ¿No será también este dato el causante de la actual desafección e indiferencia de tantos creyentes hacia las estructuras y jerarquías católicas…? ¿O es que el Espíritu solo habla a través de los jerarcas instalados en tradiciones y seguridades ajenas hoy al Evangelio…? Luego pedimos que los laicos sean responsables y comprometidos en sus tareas de vida cristiana…pero no les pedimos nunca su opinión ni creemos seriamente en su vocación bautismal.
Que el Espíritu sople con fuerza para que se haga posible en esta sociedad la iglesia que Jesús quiere.
Y que Dios nos coja confesaos.