El consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo, asumió este viernes que la economía seguirá en recesión hasta el segundo trimestre del próximo año, con un cuarto trimestre del ejercicio en el que empeorará por las restricciones para frenar la segunda ola de la pandemia.
Ical.- Carriedo presentó este viernes los datos de la Contabilidad Regional del tercer trimestre del año, cuando el PIB de la Comunidad retrocedió un 5,5 por ciento, lastrado fundamentalmente por la construcción y los servicios, junto a la industria en menor medida, y la falta de consumo e inversión, aunque la agricultura, el sector energético y el exterior, y las administraciones públicas con su mayor gasto frente a la COVID estuvieron en positivo.
Fernández Carriedo indicó que la economía de Castilla y León “resiste menos mal” que otras y cerrará el año, previsiblemente mejor que la media nacional, con una merma “desconocida hasta ahora” del 10,1 por ciento. El consejero explicó que el año que viene creceremos un 7,5 por ciento, y se recuperarán tres cuartas partes de los perdido este año, con lo que “en el mejor de los casos”, Castilla y León no recuperará sus niveles de producción de 2019, hasta 2022.
El consejero explicó que el tercer trimestre del año mejoró los datos de los meses del estado de alarma, cuando se perdió el 18,8 por ciento de la economía, aunque asumió que “estamos en fase clara de recesión”. “Se consolida la fase de recesión pero disminuye el ritmo de intensidad”, comentó, para constatar que el tercer trimestre del año, el empleo retrocedió menos que la economía, un 4,2 por ciento, con la pérdida de 40.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo.
Fernández Carriedo destacó que el VAB del sector primario de Castilla y León anotó en el tercer trimestre de 2020 un crecimiento interanual del nueve por ciento, porque la Comunidad venía de una mala cosecha el año anterior, frente al aumento de la producción este año.
Asimismo, explicó que la industria, se contrajo menos que la media, un 4,4 por ciento, por un menor descenso del VAB de las ramas manufactureras y del incremento de las energéticas. En concreto, las ramas energéticas crecieron un 12,1 por ciento interanual, porque el ejercicio pasado la generación fue muy baja por las malas condiciones climatológicas y el final del carbón y las térmicas. Las ramas manufactureras mermaron un 5,7 por ciento y algunas registraron un crecimiento, como la de industria química y productos farmacéuticos y las de productos informáticos y electrónicos y material y equipo eléctrico.
Mucho peor comportamiento tuvo la construcción, dijo Carriedo, quien trasladó que sufrió un desplome del 8,2 por ciento en el tercer trimestre de 2020, con menores descensos en la actividad de edificación e ingeniería civil.
El consejero aclaró, por último, que el VAB del conjunto del sector servicios anotó en este tercer trimestre un recorte del seis por ciento, con una menor contracción en el componente de mercado y una aceleración en los de no mercado. Así, incidió en que los servicios de mercado descendieron un 8,5 por ciento, arrastrados por el impacto de la pandemia en el comercio y la hostelería. Por el contrario, los servicios no de mercado anotaron un crecimiento del 2,1 por ciento, por al mayor gasto de las administraciones en sanidad, educación y servicios sociales.
Demanda
Carlos Fernández Carriedo también analizó las cifras desde el lado de la demanda y señaló que la economía acusó sobre todo el desplome del consumo interno y la inversión, compensado en parte por la aportación del sector exterior y el gasto de las administraciones públicas.
En concreto, precisó que el gasto en consumo final descendió un 4,3 por ciento en este tercer trimestre, por la rebaja del 6,8 por ciento del desembolso de los hogares y el aumento del 3,2 por ciento de las partidas de la administraciones.
El consejero constató además que la formación bruta de capital (inversión), registró una caída del 13,6 por ciento. La formación bruta de capital fijo bajó un 13,6 por ciento “debido a los descensos inferiores registrados en la inversión en construcción y en bienes de equipo”; y la inversión en bienes de equipo se contrajo un 10,1 por ciento. La variación de existencias mantuvo un efecto neutro sobre el incremento del PIB.
Carriedo comentó que el sector exterior presentó una contribución positiva de ocho décimas al crecimiento del PIB en el tercer trimestre del año, no por efecto de un crecimiento, sino porque las exportaciones se comportaron mejor que las importaciones. En concreto, las ventas fuera mermaron un 6,1 por ciento, pero las compras lo hicieron en un porcentaje del 6,5 por ciento.
Por último, Carriedo analizó la evolución del empleo, que sufrió una merma del 4,2 por ciento, menores descensos en los puestos de la industria y los servicios, un menos 7,8 y 3,9 por ciento, una mayor caída en el del sector primario, 6,1 por ciento, y un aumento en la construcción del 2,7 por ciento, por la enorme caída sufrida el ejercicio anterior.