[dropcap]E[/dropcap]l desfile parlamentario de los 10 consejeros de la Junta desgranando el contenido de las partidas presupuestarias que tendrán a su disposición en 2021 ha confirmado el alto grado de continuismo y la cortedad de miras de los primeros Presupuestos presentados por el gobierno que preside Fernández Mañueco. A poco que se descienda al detalle se desvanece por completo eso de que estamos ante «los Presupuestos más ambiciosos de la Historia», grandilocuencia mañuequista que no se compadece para nada con la realidad.
Ya señalamos aquí que el incremento de su cuantía en un 13,2 por ciento sobre las cuentas en vigor no era nada del otro mundo, primero porque las todavía vigentes datan de 2018 ,y segundo por el inevitable aumento de gasto ocasionado por la crisis del Covid-19, capítulo este último compensado con la aportación extraordinaria de 843 millones de los 16.000 distribuidos a mayores por el Estado.
Sanidad, unas cuentas que no cuadran.- Sin embargo, y pese al señalado incremento, puede que los recursos presupuestados sigan siendo insuficientes para hacer frente a las necesidades de la Sanidad regional. Salvo, claro está, que asistamos a nuevos recortes que sigan deteriorando la asistencia prestada por el SACYL.Como no podía ser de otra forma, la consejería de Sanidad es la que registra mayor crecimiento, un 21,67 por ciento, pasando de 3.588 a 4.365 millones. Naturalmente, la consejera, Verónica Casado, se ha mostrado muy satisfecha, felicitándose de que por fin el Sistema Regional de Salud cuente con suficiente dotación presupuestaria. Y por su parte, Mañueco no se ha cansado de señalar que el gasto sanitario pasa a representar el 7,58 por ciento del PIB regional, por encima incluso del 7 por ciento que siempre han exigido los socialistas de Castilla y León.
A la hemeroteca me remito: En septiembre de 2019, dos meses después de incorporarse al cargo, la consejera Casado advirtió que el Presupuesto de la consejería estaba ampliamente desfasado y rebasado por el gasto real, cifrando el desfase en 830 millones por encima de los cerca de 3.600 presupuestados en los tres últimos ejercicios. Posteriormente, en febrero de este mismo año, Casado elevó ese agujero hasta los 1.200 millones, cifrando entre 4.400 y 4.700 millones el gasto real de la Junta en Sanidad. Y estábamos todavía en un escenario anterior a la pandemia.
De entrada, buena parte del incremento en el capítulo de personal se destina al pago de los atrasos del grado profesional reconocido judicialmente tras las sucesivas sentencias del Tribunal Superior de Justicia favorables a las demandas sindicales. No faltan, eso sí, los cerca de 90 millones de canon anual que se embolsa la empresa concesionaria del Hospital de Burgos, uno de los onerosos lastres legados por el gobierno de Juan Vicente Herrera, ese presidente que, tras 18 años en el Colegio de la Asunción, disfruta de su retiro dorado en el Consejo Consultivo (78.010 euros en 2.020).Si después de todo el aumento de gasto ocasionado por el Covid, el presupuesto sanitario se sitúa en 4.635 millones, es evidente que algo que no cuadra.
Más reducido, un 14,6 por ciento, es el incremento en la segunda consejería de mayor Presupuesto, Educación, que pasa a disponer de 2.360 millones de euros. La cuantía tampoco es como para tirar cohetes, ya que dicha dotación supera en tan solo 136 millones el anterior techo «histórico» de la consejería, que en el año 2010 dispuso de 2.224 millones de euros. En once años, el Presupuesto en Educación ha crecido en un 6,11 por ciento, lo que da idea de los recortes aplicados a lo largo de la década que finaliza.
Tras Sanidad y Educación, la tercera «consejería» de la Junta es la Deuda Pública de la Comunidad, que en 2021 se va a comer el 11,58 por ciento del Presupuesto, nada menos que 1.423 millones (1.184 en amortizaciones y 239 en intereses).
La consejería de Familia mejora sus cuentas, pero es porque el ministerio aumenta su aportación en 88 millones de euros y las familias hacen lo propio por importe de otros 8. Eso y los 30 millones de euros que se ahorra la Junta de la antigua Renta Garantía de Ciudadanía (sustituida por el Ingreso Mínimo Vital implantado por el gobierno Sánchez) hace posible que la Gerencia de Servicios Sociales incremente su Presupuesto en un 11 por ciento al tiempo que la Junta reduce su aportación a la misma en 13,5 millones. Un dineral que no es aún mayor gracias a que los tipos de interés están por los suelos. La deuda, por encima ya de los 13.000 millones, supera el 23 por ciento del PIB regional, y la bola seguirá engordando, ya que el nuevo Presupuesto contempla la suscripción de otros 675 millones
Inversión que brilla por su ausencia.- Todo lo anterior ya cuestiona ese pretendido alcance «histórico» de estos Presupuestos. Otro dato: La consejería inversora por excelencia, Fomento y Medio Ambiente, tan solo crece un 5,33 por ciento, pasando a gestionar 540 millones de euros, una cantidad «históricamente» ridícula si se tiene en cuenta que en la pasada década dichas áreas llegaron a superar los 1.000 millones de euros. En 2005, cuando Fomento y Medio Ambiente eran consejerías separadas, sus Presupuestos sumaban 922 millones; en 2006, dicha suma se elevaba a 955, en 2007 a 1.013, en 2008 a 1.048 y en 2009 a 1.049 (596 para Fomento y 453 para Medio Ambiente).
Y qué decir de Cultura, la consejería maría por excelencia, que cuenta en 2020 con un Presupuesto de 140 millones de euros, menos de lo que gestionaba a comienzos de este siglo. Su titular, Javier Ortega -ni una mala palabra, ni una buena acción- será todo lo políglota que quiera, pero sus políticas son cada vez más irrelevantes y provincianas. Agricultura, otra de las consejerías inversoras, gestionará el próximo año 524 millones, un 10,12 por ciento más que en 2018, 2019 y 2020. Pese a ese incremento, el Presupuesto agrario de la Junta es inferior a los que tuvo entre 2005 y 2011, periodo en el que osciló entre los 547 de 2005 y los 676,5 de 2009. El actual consejero, Jesús Julio Carnero, gestiona menos recursos de los que tuvieron a su disposición José Valín y Silvia Clemente.
Para mayor inri, el grueso de su actividad sigue recayendo sobre la Fundación Siglo, uno de los principales «chiringuitos» (Igea dixit) que Ciudadanos, partido que controla la consejería, anunció que iba a suprimir. Esa es otra: Todo ese conglomerado de empresas públicas, fundaciones y entes (la Administración B) que se iba a revisar, permanece tal cual en los primeros Presupuestos del gobierno Mañueco.
En resumen, unos Presupuestos continuistas y, pese a su crecimiento, insuficientes para compensar los estragos económicos y sociales ocasionados por el Covid-19, no digamos ya para afrontar los grandes problemas estructurales que ya asolaban a esta desdichada comunidad autónoma con anterioridad a la pandemia.