[dropcap]L[/dropcap]a sencillez de ver la belleza en las sombras. Esta columna es la última de este año tan bravo y tan duro. Y está dedicada al yoga. Pero a ese yoga cotidiano, ese yoga que siempre transmito en mis clases. Ese yoga se da al salir de la esterilla, ahí empieza.
Es una columna dedicada a todos los profesores que nos hemos entregado a la idea de transmitir lo que más amamos, en mi caso es la práctica de yoga, un estilo de vida. Dedicado a como tu casa se ha convertido en tu escuela.
Personalmente ha sido un año de duelo, de despedirme de cosas y situaciones de mi vida de las que no me quería despedir todavía. La idea es transmitiros como el yoga y la meditación me han acompañado en estos duelos que a nadie nos gustan. Y de cómo es posible hasta incluso ver la belleza en las sombras que nos trae la vida a veces. Situaciones para las que no estamos preparados, como ha sido este año de pandemia donde nos hemos dado cuenta de lo pequeñitos que somos como seres humanos y hemos visto cómo la naturaleza puede darnos un revolcón.
Cuidarnos para tener una vida de placeres sencillos puede ofrecernos toda esa felicidad que veíamos en grandes cosas. Nuestra práctica nos ha acompañado en los momentos más duros cuando estábamos confinados, y compartí yoga durante todos los días del confinamiento, sábados, domingos, Semana Santa…, porque así lo sentía y sentía bien ese acompañamiento de la familia yogui. Como una forma de ayudar y de sobrellevar esta situación.
El mensaje de esta última columna del año, es un mensaje positivo en toda la dureza del momento. No es un mensaje de felicismo de “vamos a estar siempre sonriendo”, porque la vida en este momento no lo pone fácil; pero sí de “sigamos luchando”, de “sigamos cuidándonos”, de valorar esos pequeños placeres, como decía, detalles que nos acercan a la plenitud.
También esta columna es mi agradecimiento a todas las personas que seguimos practicando online, a este periódico que me permite la voz y a la salud que me permite seguir compartiendo mi práctica y mi alegría para ver la vida con humor.
Unas letras que quiero dedicar a todos los profesores, como decía al principio, sobre cómo hemos ido evolucionando en aprender, en comprar ese foco para tu casa, ese micrófono, esas horas probando una y otra vez con tus familiares, con amigos hasta encontrar un buen plano.
También agradecer a todas las personas con micrófonos más grandes como Sting, Elsa Pataky, Verónica Blume, Jon Bon Jovi, Paz Padilla, (el guspísimo) Matthew McConaughey, Cristina Pedroche, Patricia Montero y un sinfín… por dar visibilidad a la práctica de yoga y meditación.
Una oda al fluir, que de eso trata el yoga y la vida: de fluir, de escuchar el momento y sentir, y así hacer tu postura, tu respiración…; pues igualmente sucede en la vida.
Así que, deseando que termines este año viendo las sombras y las luces que hayan escoltado este momento, te acompaño con la práctica, con mi corazón y te espero con mucho cariño en la esterilla.
Que cuides tu energía y tengas un buen día. Om shanti, que seas muy feliz.
Escuela online Ganesha Salamanca, aquí.