Verónica Casado, consejera de Sanidad, tiene claro que una de sus prioridades tras finalizar la pandemia será la reconducción de la lista de espera y agilizar la atención en los procesos tiempo dependientes, que en esta segunda ola lo están siendo ya, tras una primera en la que el sistema se volcó para atender la patología Covid-19
S. Calleja / ICAL. “El coronavirus va a tener un gran impacto, pero lo tenemos que mitigar”, como ya se está haciendo en procesos en los que el tiempo puede tener consecuencias muy graves para los pacientes, como el cáncer, enfermedades cerebro y cardiovasculares y de salud mental, explica Casado en declaraciones a Ical. «Ahora tenemos que priorizar todo aquello que salve vidas».
Su departamento trabaja ya en fijar los protocolos que permitan seguir con el despistaje, abordaje y tratamiento de los procesos, como pueden ser los cambios en la sintomatología de pacientes crónicos, lesiones musculoesqueléticas o intervenciones quirúrgicas de prioridad alta, no sólo las de nivel 1. Y esta es la línea en la que seguirá trabajando, porque “plan de choque” de listas de espera “existe siempre, antes y ahora, y sigue siendo reforzado”.
“Hay plan de choque en asistencia y planificación de profesionales para intentar conjugar y dar respuesta a la lista. De momento hay circulando mucho COVID-19 para cerrar planteamientos concretos”, pero la lista de espera es uno de los retos en los que trabajará para doblegar la curva, tras hacerlo con la del COVID-19, iniste.
Listas en máximos
Los últimos datos oficiales correspondientes al tercer trimestre del año, arrojan que la pandemia mantiene en máximos las listas de espera de los hospitales de Castilla y León, pese a la vuelta de la actividad en verano, con un total de 32.501 pacientes que esperaban a ser intervenidos entre julio y septiembre, ligeramente por encima de la cifra de junio (32.111).
Se trata de un 19% más que en el mismo periodo del año anterior, cuando se registraron 27.224. En este sentido, se ha registrado, no obstante, una disminución global del ocho por ciento con respecto a diciembre de 2019 (de 35.314 a 32.501).
La demora media para una intervención ha pasado de 94 días en diciembre 2019 a 154 en septiembre (89 un año antes), aunque con respecto a junio ha disminuido en siete días.
Sanidad achaca este empeoramiento a las “circunstancias surgidas con la pandemia” y la situación vivida desde ese momento en los 14 hospitales de Sacyl, que “obliga a una comparativa de datos relativa”.
Una cifra relevante indica que un 96 % de los pacientes en prioridad 1, es decir, los casos más urgentes, han sido operados dentro del plazo marcado de 30 días, mientras que los de prioridad 2 (demora menor a 90 días) lo han sido en un 59 por ciento, y los más leves -prioridad 3, menos de 180 días- han sido intervenidos en un 56 por ciento dentro del plazo establecido.