[dropcap]C[/dropcap]uando una persona se abstrae de la realidad, decimos que está en las nubes o que no tiene los pies en el suelo. Si cruza la frontera entre la realidad y la fantasía, decimos que sueña despierta. Todas las personas venimos a este mundo con el surrealismo incorporado de serie como modo de expresión de nuestros sueños. Posiblemente la racionalidad sea una función de control, para no estar toda la vida soñando despiertos.
El surrealismo es el lenguaje de los sueños y puede ser contextualizado en una melodía, una pintura o una fotografía, enseñándonos a observar lo cotidiano fuera de su uso habitual, dando otra dimensión sensorial a las formas, a las luces, a las sombras, a los colores…buscando ángulos de visión diferentes, creando un diálogo onírico que vincule conceptos distantes, andando tras los pasos de Alicia, hasta encajar las piezas de un puzzle imaginario para mayores de cero años.
¿Cómo no pensar en Salvador Dalí cuando hablamos de surrealismo? El genio que derritió el tiempo y moldeó la cordura a su antojo, que nos abrió su mente de par en par, nos dejo sus lienzos como si fuesen mapas del subconsciente, a través de los cuales podemos conocerlo mejor.
La fotografía puede ser considerada una ilusión óptica y la captura de la imagen un momento de magia, que aunque tenga lógica científica, siempre estará ligada a la fantasía, a la ensoñación… y sin duda alguna, al subconsciente del ser humano.
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