[dropcap]P[/dropcap]or delante, desde aquí se condena toda violencia. Y cuando digo toda quiero decir toda. Sin comparaciones, orígenes o instrumentos de viento propios del cantábrico y otros territorios de ultramar celtas. ¡Pero abajo con la fotografía! (Jota, perdóname, alguien tenía que decirlo).
Según un estudio que he concluido recientemente, justo antes de cenar, la fotografía nos está haciendo mucho mal. Propongo por tanto que quede ya mismo terminantemente prohibida.
Una encuesta de hace unos años afirmaba que en EE.UU., más del 10% no sabe el número de su pareja, el 22,4% no recuerda el de sus hijos y un 44% no sabrá decirte el de sus hermanos, de los amigos el 51,4%, el de su lugar de trabajo el 28,9%, la escuela de sus hijos (44,4%). Pero claro, los americanos… No como en Europa, que es peor, el 71% no recuerda el de sus hijos, el 87% el de las escuelas, su lugar de trabajo el 57% o su pareja (49%). ¡Por los móviles!
Decía también la encuesta que el 47% podría recordar al instante sus números de teléfono de cuando tenían 10 – 15 años de edad.
¿Y qué tienen que ver las series de 9 dígitos agrupados universalmente en 3 grupos de 3 o en 1 de 3 y 3 de 2 con hacer fotografías a una sopa que se te quedará fría en lo que encuentras el ángulo idóneo y la luz adecuada? Pues nada, vaya tontería.
El número de teléfono te servirá de algo, es de suponer que en algún momento tendrás la necesidad de comunicarte con tu pareja, amigos, trabajo, cole de tus hijos, etc. Pero la foto de aquella sopa…
Luego está el tema ese del que no se habla en los medios. Que las fotos son súper estáticas y no evolucionan como sí lo harán los modelos que en ella figuren. No sé si me explico. Que tú echas un ojo a esa foto de los 90 y… ¿Me sigues?
Otro caso que se me ocurre, a lo mejor alguna vez ha pasado. Has ido a una boda, con tu pareja. Pareja que fue y por lo que sea ya no es. Anda que no estabas confortable hasta que te tropezaste con esa foto junto a aquel él o aquella ella… ¡Con pinta de los 90!
Bueno, a lo peor estoy siendo un poco radical, quizá estoy queriendo prohibir por encima de mis posibilidades. Mi intención última es la de la conservación de esas fantásticas oportunidades que nos da ese envidiable físico nuestro.
Más memoria y menos Samsung. Ya les gustaría a los últimos tener los filtros de belleza de que dispones tú cabeza. Ya se encarga ella solita de poner en el cajón de los yujus las fotos y vídeos que merezcan portada y en la papelera lo demás. Y otra cosa, siempre podrás imaginar que sucedió en una mediterránea cala de conchas al atardecer. Aunque fuera Burgos.