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Aire limpio de Covid-19 para la hostelería de Salamanca

El restaurante Azogue Viejo ha instalado un sistema tecnológico de iones para desactivar al ‘bicho’
Azogue Viejo
Toño Pérez, gerente de Azogue Viejo (Fotos: Chema Díez)

Reinventarse o morir del todo; a ese lema parece agarrarse la hostelería en la provincia de Salamanca en su lucha por poder trabajar en plena pandemia.

Una de las iniciativas destacadas, y que es pionera en Salamanca, es la instalación de un sistema que logra desactivar a la Covid-19, con una tecnología que no es nueva, pero sí novedosa.

Y el bar-restaurante Azogue Viejo, ubicado en el número 11 de la Plaza de la Libertad de la capital salmantina, ha sido el primero en instalar un mecanismo que permite a los clientes ‘respirar’ tranquilos.

“Esta tecnología ya existía, pero era con luces ultravioletas y ha experimentado unos avances; se llama ionización bipolar por plasma frío; es un aparato que se coloca en los sistemas de aire acondicionado, para producir una serie de iones positivos y negativos que desactivan el coronavirus”. Así lo explica Toño Pérez Salvador, gerente de este establecimiento, de modo que el flujo de aire que sale “por la máquina de aire acondicionado llega a todos los puntos del local para derrotar a todo tipo de bacterias, no solo al coronavirus”, asegura.

“Es una energía que no es contaminante, ni mucho menos, es 100% ecológica, y ahora se está instalando en muchos hoteles, aunque en Salamanca soy el primero que la he instalado”, indica. Ante esta situación, habrá quien se pregunte si esta tecnología es segura y si de verdad desactiva al maldito ‘bicho’.

Azogue Viejo

Está probada científicamente en esta pandemia y es un sistema seguro y efectivo al 99,4% en situación real; a los 30 minutos desaparece la Covid-19. El flujo de aire tiene que llegar a todo el local y para que esto funcione la máquina tiene que estar siempre encendida como aire acondicionado, como calefacción o simplemente como ventilador”, señala Toño Pérez.

Se trata de una máquina no muy grande, pero para la instalación de este sistema, es necesario realizar un estudio previo por parte de un ingeniero que analice el local y sus posibilidades para que la tecnología haga el resto. “Miden todos los factores y estudian si es necesario poner o no un impulsor de aire para que los iones lleguen a todo el local, dependiendo de su superficie”.

Cadenas hoteleras, restaurantes o establecimientos hosteleros de muchas zonas de España ya han instalado este sistema para pode seguir con su actividad; incluso las compañías aéreas lo están instalando en los aviones. “Es la única tecnología que por el momento es eficaz contra la Covid-19”.

Pero, esta tecnología no solo se encarga de ‘limpiar’ el aire, también hace lo propio con las superficies. “Los iones se reparten por todo el espacio y caen (millones y millones) para desinfectar todo; y no solo para el coronavirus, también para cualquier bacteria”.

En el caso del bar-restaurante Azogue Viejo, la inversión en este sistema que dura unos 10 años y necesita dos revisiones anuales, es de entre 3.000 y 4.000 euros entre los dos locales. ¿Es demasiado caro?

“Pues sinceramente, no me lo parece porque es muy efectivo y para mucho tiempo; fíjate que solo colocar la terraza, las mamparas, las sombrillas y las estufas son 10.000 euros, mira la diferencia”, analiza el gerente de Azogue Viejo.

Azogue Viejo

La seguridad del cliente, lo más importante

Después de un año, “tengo claro que hagas lo que hagas, la administración no lo va a tener en cuenta. Ya te pueden certificar lo que sea, porque nos van a cerrar igual, no van a hacer una excepción. Pero pensamos en nuestros clientes y deben saber que aquí no van a tener ningún problema; yo soy el primero en Salamanca, pero hay más compañeros interesados y seguro que lo van a instalar también, al igual que en autobuses, coches de policía… y lo bueno es que vale para todo”, explica Toño Pérez. Incluso reduce el consumo eléctrico.

De este modo, el local estará continuamente libre de virus, pero hay que seguir manteniendo la distancia social y el uso de la mascarilla, «obviamente».

Un año “sobreviviendo”

La situación de los hosteleros desde el inicio de la pandemia no ha sido nada fácil. “Vamos a duras penas porque ha sido un año muy complicado y seguimos… sabemos que no es fácil dirigir una pandemia porque es la primera vez que nos enfrentamos a una situación como ésta, pero la gestión ha sido errática”, reconoce Pérez, quien tiene claro que ha faltado una labor pedagógica.

No se han explicado bien las cosas ni se ha apoyado al sector lo suficiente; han puesto a la hostelería como la culpable y al pie de los caballos y no es así. ¿Qué hay que cerrar? No hay problema, pero con las ayudas para poder sobrevivir sin trabajar; entendemos que es una situación extrema, pero no tenemos la culpa. Esto ha pasado en todos los países civilizados”, explica Toño Pérez.

Si no quieren que haya “interacción social, que hubiesen empezado por ahí, que nos traten como adultos porque no somos niños. Solo se habla de los negocios y la vida privada de las personas, hay muchos gastos y eso no está cubierto”.

¿Han funcionado las terrazas? “Hemos estado en manos de dos factores como son el tiempo y los propietarios de los locales; si el dueño ha sido empático, mal que bien se ha tirado, pero si no lo ha hecho, has tenido todos los problemas porque nos han dejado en sus manos; hay que ayudar a todo el mundo”.

Según Toño Pérez, “estamos en Salamanca y el tiempo no acompaña mucho para estar en una terraza y que vaya bien el negocio. Otoño e invierno no son para exterior porque no le voy a poner yo un chuletón una persona a cero grados…”, explica.

Azogue Viejo

Otro gran problema es que los restaurantes han tenido que decir adiós a las cenas. “Parece que han abierto y ya está, pero sin las cenas, nos han dejado sin la mitad del negocio; y de ese 50% que podemos tener, solo es a un tercio del aforo, pero hay que pagar el 100% de los impuestos”.

La esperanza está puesta en la vacuna y el buen tiempo. “Si tenemos una primavera seca, mal o bien, trataremos de salvar el año, pero si no… a un tercio de aforo y el 50% del horario, muy mal”.

Mucha gente del sector está al límite “y la solución no son las deudas, y las ayudas de 2.000 o 4.000 euros no solucionan nada; pensamos solo en alquileres… ya no en más cosas. Y la administración debe ayudar a los sectores más perjudicados; cierras y no ayudas. No puede ser”.

Quizá el hecho de tener aire puro sin coronavirus haga que muchos salmantinos puedan disfrutar de un café, un pincho, una cerveza o un chuletón en un espacio libre de Covid-19…

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