[dropcap]E[/dropcap]n 1983 se firmó un convenio con las Celadoras del Sagrado Corazón, propietarias de la residencia La Milagrosa, para ensanchar la calle de San Justo. También realizamos otro con las Isabeles para hacer lo mismo en la calle de Crespo Rascón. Fue en enero de 1987 cuando cedieron 400 metros cuadrados. Se retranqueó la tapia hacia la huerta jardín de las monjas. También realizamos un convenio con la parroquia de Sancti Spiritus, que cedió 123 metros cuadrados a cambio del muro que cerraba la casa parroquial. Surgió entonces un precioso jardín, de reducidas dimensiones, pero que ensalza la iglesia y sus preciosas portadas traseras.
Había una edificación en la Avenida de Villamayor, a la altura de la calle Volta, que hacía de embudo en la transitada calle. A través de una reparcelación en la que intervinieron dos de sus propietarios, logramos eliminar el último obstáculo de esta avenida que vertebra la ciudad hacia el oeste.
Pero una de las obras más significativas desde el punto de vista urbanístico fue el cubrimiento de la vía. Gran parte de la Salamanca moderna estaba separada por la vía de ferrocarril. El puente de San Antonio era estrecho, y desde la calle Álava hasta la Alamedilla una profunda trinchera conformaba una frontera que parecía insalvable.
El Ayuntamiento, la Consejería y el Ministerio de Transportes acometieron la obra, en principio desde la calle Otumba hasta el paseo de San Antonio. 200 millones de pesetas que aportaban las tres instituciones a partes iguales. RENFE no se sumó al acuerdo, pero dio los permisos pertinentes para que se actuara. El proyecto contemplaba zonas peatonales que enlazaban con el Parque de los Jesuitas posibilitando entradas al mismo. También se contemplaba la urbanización de las calles aledañas. En todo el proceso destacó la colaboración del consejero de Transportes de la Junta de Castilla y León, Juan Antonio Lorenzo.
El convenio se firmó en julio de 1985 con el subsecretario de Transportes, Gerardo Entrena, y se añadió un nuevo tramo a cubrir, el comprendido entre la calle Alamedilla hasta el puente de San Antonio. Desde el parque hasta Comuneros se construyeron pared y verja de protección para separar el paseo surgido de la vía del ferrocarril. El Ayuntamiento aportó 120 millones, 60 de los cuales pertenecían a una subvención de la Junta, el resto lo puso el Gobierno del España.
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