[dropcap]A[/dropcap]lgo va cambiando este año después de un 2020 tan aciago. La situación para nada sigue siendo buena, pero al menos, y aunque sea bajo mínimos, en las fechas de cierre cuaresmal hemos podido mantener alguna de nuestras tradiciones culturales más emblemáticas. El pasado domingo, llamado de Pasión en el calendario popular, regresó El poeta ante la cruz a su fecha habitual. Y lo hizo con uno de los grandes de nuestra poesía nacional, el granadino Antonio Praena.
En el ámbito de la cultura las clasificaciones no pueden ser objetivas, casi siempre son injustas y muchas veces se falsean. Aun así hay indicadores que nos ayudan a comprender la relevancia de un autor. Las publicaciones, los premios, la crítica sobre la obra… acaban siendo indicios del lugar que un creador puede ocupar. Y con Praena no hay duda al respecto. Hoy en día ocupa un puesto relevante en el escalafón de los poetas españoles en activo. Para la cultura local, para el acto en sí, haber incluido este nombre en el ya dilatado historial del acto es todo un hito.
El poemario de este año se recitó (y publicó) bajo el título de Redención y nace de una honda reflexión sobre la esperanza con la que el autor, teólogo dominico, contempla el misterio de la crucifixión y muerte de un hombre justo, recordada para la ocasión con la imagen del Cristo ubicada en el crucero norte de la catedral. La soledad de Dios, sacrificado como el cordero del holocausto ante el llanto de los hombres cuando llega el día que se desata la ira solo cobra sentido al unir la encarnación con la redención que conduce al paraíso. Imágenes potentes, mensajes entrevelados, apelaciones estremecedoras como ese «Recuerda que eres lágrima / y que a las lágrimas retornas», hacen de este poemario una de las grandes obras de la poesía religiosa más reciente.
La cofradía organizadora puede estar satisfecha del nivel conseguido en los últimos años. Salamanca, desde el Renacimiento, siempre ha sido una ciudad vinculada a la poesía. Y en la poesía que toca el tema central de la Semana Santa no hay ahora mismo parangón en España. El acto por antonomasia es este.
El poeta ante la cruz sigue sumando en una Salamanca que si destacó por algo en la Historia fue siempre por su aportación a las letras y las humanidades. Poetas con nombre, como ha sido este año Antonio Praena y también lo fueron otros que le precedieron. Poetas menos conocidos, como quizás pueda ser el ya anunciado para el próximo año, el guardense Ramiro Merino, discípulo en sus comienzos de Antonio Sánchez Zamarreño. Pero todos ellos se ajustan siempre a un perfil muy definido, el que da sentido al acto. Todos ellos llegan, además, avalados por la calidad de sus versos. En esta combinación de aspectos, unida a una puesta en escena tan solemne, reside el éxito de una iniciativa que pese a todas las vicisitudes ha logrado mantenerse sin interrupción desde 1986.