[dropcap]H[/dropcap]ace unos días tuve ocasión de conocer a Oreo y su historia. He de decirles que quizás mi sensibilidad para con el mundo de las cuatro patas esté más intensa que nunca por razones muy personales y eso me haga ver los capullos que podamos llegar a ser con el que es el mejor amigo del hombre.
Oreo es un perro, acogido en Fundación Luna prácticamente desde su nacimiento. No es un perro cualquiera, ninguno lo es. Detrás de todos ellos hay historias que no te dejan indiferente, pero Oreo y su historia resulta bastante difícil de digerir. Nació sordo, lo que hace que su equilibrio sea inestable, por lo que anda de una manera peculiar, pero todo ello lo hace especial. ¿Saben por qué?
Porque tiene desarrollados otros sentidos, aunque su especialidad, quizás sea el cariño que muestra a quienes están con él. Quizás donde nació y quienes lo abandonaron no le dieran una oportunidad al percibirlo diferente, pero en las diferencias radica el no ser uno más.
Y no pude evitar buscar la similitud con niños, niñas y adolescentes que en los centros educativos se les percibe diferentes y no porqué lo sean, sino porque quien los mira los ve así. Aquí también se les excluye, se les ‘machaca’ y muchas cosas más que a veces es preferible no saberlas, porque te acabas cuestionado que clase de sociedad somos, cuando seguimos buscando la perfección en un mundo de imperfectos.
Bendita locura que nadie sea un clon de otros, aunque a veces se busque eso porque estaríamos apañados repitiendo personajes, que buscan notoriedad y que dejan al descubierto sus propias carencias. Unas carencias que muestran en ocasiones el reflejo de lo que falta en sus hogares o en su vida diaria.
No hace falta que les diga las ventajas de ser como somos y no de ser como otros u otras quisieran. Todo ello es cuestionable, dependiendo de los ojos que lo miran, pero esta sociedad debe aprender a que cada uno es como es y debe romper estereotipos que nos han acompañado siempre.
Lamentablemente, seguimos viendo noticias y ejemplos que ponen en duda si avanzamos o retrocedemos como Estado y conocer historias como la de Oreo o las que veo a diario hacen que tenga claro cuál es la respuesta.
Asociación Salmantina Contra el Bullying y el Ciberbullying
1 comentario en «Los ojos que miran»
Qué pena ni una foto de Oreo ni si quiera ponéis una forma de contacto para poder conocerlo y darle más visibilidad y oportunidad de q lo adopten. Está claro q ese no es el objetivo del artículo pero se queda incompleto.