Han vuelto a liarla parda. Los intrépidos que un buen día decidieron adelantar el horario del toque de queda porque sí, porque en sus dominios solo se pone el sol cuando ellos lo deciden, volvieron ayer a las andadas, suspendiendo deprisa y corriendo, sin aviso ni justificación, la vacunación con AstraZeneca.
A primera hora de la mañana, cuando el personal sanitario se disponía a vacunar a la población citada -solamente en el Centro Cultural “Miguel Delibes”, de Valladolid, unas 2.400 personas- llegó la orden de suspender la vacunación. Desconcierto total entre los propios sanitarios y estupor entre los que guardaban cola a la espera de su turno, muchos de los cuales habían madrugado para llegar a tiempo a la cita desde sus lugares de residencia.
Desconcierto todavía mayor cuando se llegó a informar por megafonía de que la medida obedecía a una orden del ministerio de Sanidad, falsedad más tarde atribuida a un error. Lo suyo tardó la consejera Verónica “Lágrimas de cocodrilo” Casado en explicarse, y lo hizo imprecisa y confusamente a través de un vídeo que abonaba los temores sobre unos presuntos efectos secundarios que, aun existiendo, nunca han sido suficientes para que la Agencia Europea del Medicamento desautorice el uso de AstraZeneca. (Pese a tener contratados a dedo a 25 periodistas a mayores de los que cuenta ya en plantilla, la forma de comunicar del gobierno Mañueco es digna de ser analizada como modelo de lo que no debe hacerse en materia de comunicación institucional).
La decisión tomada ayer por la Junta es de una irresponsabilidad supina, ya que, a diferencia del ilegal adelanto del toque de queda, su repercusión no se limita al ámbito territorial de esta comunidad autónoma. Supuso lanzar un equívoco mensaje a toda la ciudadanía española que ya ha sido vacunada o está pendiente de vacunar con AstraZeneca. ¿Qué pensarían ayer, tras oír los balbuceantes argumentos de la consejera, los miles de castellanos y leoneses que han recibido ya la primera dosis o la pauta completa de esta vacuna? ¿Y con qué ánimo acuden los que están citados hoy para lo mismo?
Para mayor inri, tan irresponsable y unilateral decisión se adoptó en la misma jornada en que estaba convocado el Consejo Interterritorial de Salud, que es el órgano realmente competente para fijar la estrategia de vacunación. Normal que el líder de la oposición, Luis Tudanca, calificara de “ayusada” una decisión digna del populismo cañí de la presidenta madrileña. Y para acabar de enturbiar el caso, ocurre que la súbita suspensión de la vacuna se producía el mismo día en el que estaba previsto vacunar a un millar de sanitarios del propio Sacyl.
A tal extremo ha llegado el dislate que hasta “El pensamiento alfonsino” (antiguo “L´Osservatore herreriano”) se vio impelido a criticarla en un duro editorial, algo que no hizo con ocasión del varapalo del Tribunal Supremo al adelanto del toque de queda. Otros medios afines cargan toda la responsabilidad sobre la consejera Casado, cuando de todos es sabido que ella nunca toma una decisión medianamente importante sin el visto bueno del vicepresidente Francisco Igea, y sin reparar que en todo caso el responsable último del desaguisado no es otro que el indolente presidente Fernández Mañueco.
En fin, se pueden hacer las cosas mal, muy mal, rematadamente mal o como viene haciéndolas la Junta en todo lo relacionado con la pandemia. Y a saber qué será lo siguiente.