Los salmantinos celebraron el tradicional Lunes de Aguas con menos aglomeraciones y más prudencia debido a la pandemia. En 2020 coincidió con el confinamiento y no hubo fiesta. Los lugares tradicionales se fueron poblando de ciudadanos con ganas de celebración, pero a medio gas.
No era el hormiguero humano de otros años, porque los participantes foráneos e, incluso de la provincia, han causado baja, sobre todo entre los más jóvenes.
La zona del Puente Romano albergó las concentraciones más numerosas, obligando a la Policía Local a desorganizar los grupos más numerosos.
En teoría no podía haber más de cuatro personas juntas en cada grupo, pero lo extraño es que no superaran ese límite, aunque en la mayor parte de los casos por poco.
Como si ya estuviéramos vacunados, pero sin estarlo, aunque la chiquillería ha estado igual desde el final del confinamiento. De hecho, en invierno se han visto grupos más apiñados en las terrazas sin ningún problema, y muchos de ellos optaron por las terrazas antes que por ir a echar un rato junto al río.
Durante todo el fin de semana y el lunes por la mañana se han podido ver las colas ante las pastelerías y tahonas para hacerse con un hornazo y cumplir la tradición en encuentros más particulares, esos en los que tampoco se sabe muy bien cuántos se juntan y si, al menos, lo hacen en un espacio abierto.
1 comentario en «Lunes de Aguas a medio gas»
Mi experiencia este año, muy buena: Parque de los Jesuitas con un par de familias por cada ‘manzana’ de césped…. el bar con menos de la mitad de aforo en terraza… todo muy bien, seguro, tranquilo y divertido.
Después de comernos el hornazo en casa el año pasado, me alegro de haberlo vivido este año con responsabilidad pero fuera.